En una charla, éste misionero radicado hace varios años en la cordobesa ciudad de Villa María, sintió ese cariño que siempre le retribuyó el hincha Rojinegro cada vez que le tocó defender la camiseta de Villa Sarmiento.
El Yerbatero no sólo recordó goles marcados con la de Patrón; también repasó su trayectoria en otras instituciones y se acordó de plantes que lo marcaron a fuego. "Es increíble el cariño de la gente en los mensajes; sinceramente me llegan al corazón y me emocionan", resaltò.
Y admitió: "Siempre entregué lo máximo por el club, pero siempre me quedó ese sabor amargo o esa cuota pendiente de no poder llegar al objetivo. Teníamos buenos equipos,. cobrábamos al día, buena ropa; todo, todo para llegar". Pero valoró que el club lo haya logrado. "Estoy contento que ahora el club esté en Primera; porque uno pasó por ahí y es un club bárbaro", dijo.
También contó sobre su presente; hoy con una escuela de fútbol de Baby Fútbol filial de Talleres en Villa María, donde no sólo enseña este hermoso deporte; también intenta educar al futbolista para su futuro y transmite su experiencia. "Siempre les digo, los aconsejo que es para cumplir los sueños hay que hacer el sacrificio, ser humildes y no bajar los brazos", manifestó.
En el último tramo de la nota, pidió un regalo especial: "En el quincho de mi casa tengo camisetas y otros recuerdos del fútbol, pero me falta la camiseta de Patronato. Si alguien me la regala, se los voy a agradecer".
<i>Fotos y Fuente: La Fiesta del Fútbol</i>
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