"El día antes del partido de Valencia estaba enfermo -de coronavirus-. La tarde del partido estaba peor. No tenía buena cara en el banco. Era 10 de marzo. Las dos noches siguientes en Zingonia (el centro deportivo del club) dormí poco. No tenía fiebre, pero sentía que estaba en pedazos y con 40º", declaró en una entrevista a "La Gazzetta dello Sport".
El DT italiano, de 62 años, confirmó que las pruebas a las que fue sometido han confirmado que tuvo la enfermedad. "Hace diez días, las pruebas serológicas confirmaron que tuve COVID-19. Tengo anticuerpos, lo que no significa que ahora sea inmune", manifestó.
La serie entre Valencia y Atalanta disputada entre el 9 de febrero y el 10 de marzo fue apuntada por especialistas como un foco de propagación del coronavirus e incluso el alcalde de Bérgamo, Giorgio Gori, catalogó el partido de ida jugado en Milán (donde el equipo hizo de local) como "una bomba biológica" por el desplazamiento de casi 40 mil hinchas de una ciudad a la otra.
La revancha en España se jugó a puertas cerradas, en una de las primeras medidas que tomó la UEFA ante el avance de la pandemia.
?Además, rememoró la noche en la que peor la pasó. "Una ambulancia pasaba cada dos minutos, hay un hospital cerca. Parecía que estábamos en guerra. Por la noche pensé: si entro allí, ¿qué me pasará? No me puedo ir ahora, tengo tantas cosas que hacer...", indicó, y aseguró que también había perdido el sentido del gusto.
Respecto del regreso de la competición, Gasperini afirmó que sus jugadores "tienen hambre". "En casa han trabajado duro y bien. Querían jugar al fútbol. La técnica se recupera rápidamente. Jugar al fútbol es como andar en bicicleta, no lo olvidas", subrayó, aunque le desagrada la idea de jugar sin aficionados. "No me gusta, pero es la única opción que tenemos", finalizó.