Tal como sucedió en el Superclásico de la Copa Libertadores 2015, cuando el gas pimienta que tiraron desde una de las tribunas suspendió lo que era la vuelta de los Octavos de Final en la Bombonera, los violentos volvieron a interrumpir la fiesta del fútbol. En esta ocasión los incidentes llegaron de la mano de los hinchas de River, que arrojaron todo tipo de elementos contundentes contra el micro de Boca cuando éste se disponía a ingresar al Monumental, en lo que fue un verdadero caos que dejó un saldo de al menos cuatro futbolistas del Xeneizes lastimados, además de otros tantos afectados por los gases lacrimógenos.
En medio de toda esta situación, Boca pidió la suspensión. Luego de que se le solicitara a la Conmebol que enviara médicos al vestuario para que revisara a los jugadores, Angelici se reunió con D'Onofrio y el Presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, para definir la suerte el encuentro.
También el entrenador del elenco de Núñez, Marcelo Gallrdo, le comunico a los dirigentes de River que se solidarizaba con el rival, y que estaba de acuerdo con la suspensión del del encuentro.
Finalmente, después de reprogramar el horario dos veces (para las 18.00 y para las 19.15), se tomó la determinación de posponer el choque para máñana a las 17.00.
En un principio se evaluó la posibilidad de jugarlo a puertas cerradas,sin público, pero finalmente esto se descartó.