REDACCIÓN ELONCE
Familiares de Facundo Barrios marcharon este viernes desde plaza 1º de Mayo hacia Tribunales para pedir justicia.
Cabe recordar que el pequeño de tres años falleció tras una cirugía de amígdalas y adenoides. Por el caso, en el que se investiga presunta mala praxis, está imputado el médico otorrinolaringólogo, Guillermo Riolo.
Luis, su papá, dijo a Elonce que “es la primera marcha que realizamos. Nos levanta un poco el ánimo. El apoyo de la gente nos sorprende. El hecho de que se hayan tomado su tiempo para estar con nosotros, buscando justicia. No queremos que esto le pase más a nadie”.
En ese sentido, contó que solicitan una Ley Facundo, para que los médicos sean controlados al momento de realizar cirugías. “Hoy en día no sé cómo se manejan los médicos, pero más que claro está que debería haber una regulación, control a todo profesional médico cuando tenga que hacer una cirugía. Hay mucha responsabilidad en sus manos. Uno le está entregando la vida de su hijo a un profesional que en teoría está habilitado porque está apto para hacer ese tipo de cirugía. En este caso no sabemos si esta persona estaba apta, con sus cinco sentidos despiertos para hacer la cirugía”, expresó.
Recordó que “el niño que operó antes que a mi hijo también quedó con secuelas. No fue el caso de la gravedad de Facundo, pero tuvo consecuencias. Pasó lo que pasó porque algo estaba mal en este médico. Sus actitudes, eso de irse del quirófano a comprar para comer, sin respetar el protocolo, entrar al quirófano después de apagar un cigarrillo, entre otras cosas. Yo lo veía muy fuera de lo normal, pero era demasiado tarde”.
La operación
Luis comentó que Riolo “nos recomendó ir a Bovril para agilizar los tiempos porque en Paraná no había lugar. Decía que en el Sanatorio del Niño no había cama para este año. Nosotros le dijimos que nuestro hijo había tenido operaciones anteriores en la Clínica Modelo, desde que nació. Ahí tienen su historia clínica y lo conocen, pero nos dijo que a esa clínica no la pisaba por problemas personales”.
Sobre cómo llegaron a contactarse con el médico, recordó: “estábamos buscando un otorrinolaringólogo porque la pediatra nos recomendó operar a Facundo de las amígdalas y adenoides, ya que se estaba dificultando su oxigenación. Eso le impedía comer con normalidad. Entonces esperamos que se reponga de una cirugía anterior, que era más compleja que esta, y salió perfecto. Esa cirugía fue en la Clínica Modelo, por eso queríamos que sea operado ahí. Pero Riolo no quería operar ahí porque tenía problemas personales y dijo que no le gustaba cómo trabajaban. Nos dijo que tenía una clínica en Bovril, que era una cirugía simple. Nosotros por la necesidad de ver a nuestro hijo en condiciones, que pueda comer y salir adelante, decidimos hacer el esfuerzo e ir hasta allá. Fue el peor error que cometimos”.
Asimismo, relató: “Riolo dijo que cortó un vaso que no tenía que haber estado ahí, pero estaba. Decía: `cómo llora este guacho, se cortó el vaso y salta sangre por todos lados. Ya lo vamos a atar y te lo vamos a entregar´. Pasaban los minutos y no nos entregaban al nene. Él mientras tanto hablaba por teléfono y fumaba. Nosotros estábamos desesperados”.
Comentó que “decidió trasladar a Facundo a Paraná, porque nos dijo que había que reponer un `poquito´ de sangre que había perdido. Dijo que no era nada grave, que lo traían a la ciudad para estar más controlado. Nos decía que estaba todo bien, pero no era la verdadera historia. Mi hijo vino a Paraná desangrándose en la ambulancia. Fue una hora de viaje y llegó prácticamente en un estado irreversible. En la Clínica del Niño hicieron hasta lo imposible para estabilizarlo, hasta que paró la hemorragia, pero porque no tenía más sangre para perder. Su cerebro dejó de recibir oxígeno y eso provocó mucho daño. El único órgano que estaba funcionando era su corazoncito”. Elonce.com
