"La maldición de Aaron Ramsey" se convirtió en un mito urbano que rápidamente se expandió a lo largo y a lo ancho de todo el mundo. Si bien en el último tiempo su sideral cantidad de goles con la camiseta del Arsenal parecían no haber tenido consecuencias, otra vez cumplió con su ley: cuando marca, las probabilidades de que muera un famoso son altísimas.
El joven mediocampista galés, de apenas 23 años, es uno de los mejores talentos de Gran Bretaña. En su última temporada se destapó con su faceta goleadora, donde marcó 16 tantos con la camiseta Gunner. Sin embargo, su carrera está marcada por una macabra particularidad que le estampó el apodo del "asesino del gol".
El mito nació cuando en 2011 marcó frente al Manchester United y al día siguiente el gobierno estadounidense confirmó la muerte de Osama Bin Laden, uno de los terroristas más buscados. Meses más tarde, convirtió frente al Tottenham y su víctima fue Steve Jobs. Cuando sus goles todavía no eran tan habituales, la coincidencia y el porcentaje de efectividad era asombroso.
Con sus dianas "anticipó" los fallecimientos del dictador libio Muamar Muhamad, de la popular cantante Whitney Houston, del pianista cubano Bebo Valdés, del dictador argentino Jorge Rafael Videla y del boxeador Ken Norton.
Hasta este lunes, su última predicción había sido el 30 de noviembre de 2013, cuando marcó un doblete frente al Cardiff y al día siguiente falleció el actor Paul Walker. Este domingo le había convertido al Manchester City en el triunfo por la Community Shield. Horas más tarde, se confirmó la muerte de Robin Williams.