REDACCIÓN ELONCE
Este 21 de noviembre se celebra el Día de la Enfermería en toda la Argentina, como un homenaje a aquellos trabajadores de la salud que velan por la recuperación y la rehabilitación de los pacientes, la prevención de enfermedades y la asistencia sanitaria en distintos ámbitos y situaciones.
Si bien en el resto del mundo se conmemora el 12 de mayo, fecha que coincide con el nacimiento de Florence Nightingale, la italiana considerada fundadora de la enfermería moderna, en el país se eligió el 21 de noviembre por ser el aniversario de la creación de la Federación de Asociaciones de Profesionales Católicas de Enfermería.
Elonce conoció la historia de Angélica Pereyra, quien cuenta con más de 30 años de trabajo como enfermera en el hospital San Martín de la ciudad de Paraná.
“Estoy haciéndole honor a mi profesión porque estoy con parte médico por un accidente laboral, pero gracias a Dios estoy de pie. Quiero mandarle un gran saludo al personal del hospital San Martín, a todos los enfermeros y enfermeras y decirle que la imagen de ellos es muy valiosa para mí. No solo del hospital San Martín, sino del mundo entero. Para mí, la enfermera del lugarcito donde estoy desempeñando funciones sé que aporta para defender la vida de los pacientes que las necesita”, sostuvo en primera instancia.
A pesar de su extensa trayectoria, valoró que aún “se siente bien haciendo el bien. Todavía puedo trabajar, pero es lógico que no hay que ser egoísta. Trabajaré un tiempo más y luego me retiraré. Dejaré a la juventud, que ojalá que esa juventud que entra todos los años tengan el fruto que nosotros dejamos. Siempre digo que la enfermera tiene que ser cuidada, respetada y valorada para que podamos desempeñar nuestra función en equipo porque salud es trabajar en equipo”.
Para aquellos entusiastas que buscan hacerse camino en la profesión, Pereyra manifestó: “Como todas las veces que he estado presenciándolo en el hospital San Martín cuando van a las prácticas, soy una enfermera que me paro delante de ellos y les digo me paro delante de ellos y me presento. Me emociona porque me hace recordar a los años cuando empecé. Es una emoción muy grande porque llevo muy adentro mi vocación de enfermera. Les digo que tengan mucha suerte porque elegir la enfermería no es un azar, es un don. Es algo que tenemos que desempeñarlo como un ADN dentro nuestro para tratar de salvar a ese enfermo que nos necesita”.
Sobre algunas de sus memorias, dijo: “He pasado por todos los lugares de servicio. La pandemia fue algo mundial, donde estuvimos aportando nuestro conocimiento porque sufrimos mucho y tuvimos que trasladar a nuestras compañeras en bolsas, que jamás hubiésemos pensado alguna cosa así. En este caso fue Julia González, una compañera y una hermana de la zona de dermatología. También quedó mucha gente que necesitaba mucha atención porque fue algo inexplicable, muy triste. Estuve en la vacunación y aportando nuestro conocimiento”.
En el último tiempo se desempeñó en los consultorios, donde “se trabaja” porque “el paciente es ambulatorio, lo atendemos y se va. Es un paciente que lo tratás internado y le das todo tu conocimiento”. También agregó que forma parte del área de Neurología y trabaja en equipo con otros profesionales.