Estados Unidos registró este martes 691 nuevas muertes por Covid-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, lo que llevó el total a 98.875, según las últimas cifras publicadas por la universidad Johns Hopkins.
El país ha dejado de ubicarse al tope de la lúgubre lista de decesos diarios en los últimos tres días. Ese lugar es ahora ocupado por Brasil, que este martes reportó 1.039, y cuya curva continúa en franco ascenso. La administración de Donald Trump implementará esta noche entrarán en vigor las restricciones de viaje desde el país sudamericano. La medida entrará en vigor un minuto antes de la medianoche de este martes, hora del este de los Estados Unidos.
No obstante, Estados Unidos sí continúa registrando la mayor cantidad de transmisiones. En este caso fueron 17.926, 1.602 más que las 16.324 reportadas por las autoridades sanitarias brasileñas. El total supera los 1,68 millones.
El estado de Nueva York continúa siendo el territorio más afectado, con más de 373.000 contagios -lo que lo ubicaría tercero a nivel mundial- y casi 30.000 muertes. A ese estado le siguen el vecino Nueva Jersey, con 157.015 casos confirmados y 11.197 fallecidos; Illinois, con 113.195 contagios y 4.923 decesos, y California, que contabiliza casi 100.000 positivos por coronavirus y 3.825 muertes.
El Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, indicó en su última estimación que para comienzos de agosto la crisis habrá dejado más de 143.000 muertes en Estados Unidos.
La mayoría de los estados, no obstante, registran desde hace semanas una cantidad descendente de contagios y muertes, y ya han empezado a dar pasos para abrir sus economías y habilitar actividades sociales. El último ejemplo ha sido el de California, que autorizó la reapertura de las iglesias.
El Departamento de Salud Pública del estado autorizó a los templos y centros de culto a reanudar sus servicios religiosos, siempre que cumplan una serie de medidas sanitarias dirigidas a proteger a los feligreses.
En concreto, las iglesias podrán celebrar misa, pero solo se permitirá la entrada a un 25% del aforo total, hasta alcanzar un máximo de 100 personas. No obstante, las restricciones han generado resistencia por parte de líderes religiosos.
"¿Cómo voy a abrir una iglesia para seis mil personas con el 25% de mis ovejas? ¿Cómo limitar solo a 100 personas mi congregación?", se quejó a Univisión Noticias Bob Jackson, obispo de la iglesia Acts Full Gospel en Oakland, California.
"Esos números para mí no significan nada; no quiero parecer desafiante ni que no me importa lo que ellos digan, pero lo mejor es no reabrir el próximo domingo en la fiesta de Pentecostés y esperarnos hasta finales de junio", añadió.
En un plazo de tres semanas, el Departamento de Salud estatal analizará el impacto de las medidas en los servicios religiosos y emitirá nuevas recomendaciones en función de los resultados.
La orden de reapertura emitida esta semana por la administración del gobernador de California, Gavin Newsom, llega después de las presiones de más de un millón de sacerdotes cristianos, y del presidente de EEUU, Donald Trump, quien firmó esta semana una orden ejecutiva e instó a los estados a considerar a las iglesias como "esenciales".
De hecho, aseguró inicialmente que si los gobernadores se negaban a realizar las autorizaciones correspondientes, "pasaría por encima de ellos". No obstante, las declaraciones luego fueron matizadas por la vocera de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, quien dijo que se trataba de una recomendación enfática por parte del Presidente.
Otros estados han implementado medidas similares, pero su alcance varía. Nueva York, por ejemplo, ha permitido los ritos religiosos pero puso el límite en 10 personas y enfatizó la necesidad de que estas respeten el distanciamiento social.