Ron Vlaar fue el encargado de abrir la tanda de penales en la definición entre Argentina y Holanda. Y Sergio Romero le tapó el remate.
En medio de los festejos argentinos, la pelota salió para arriba, rozó el hombro del ejecutor (justo cuando el árbitro no veía) y producto del efecto y del leve envión se dirigió nuevamente al arco.
En esa carrera se depositó sobre la línea de meta sin superarla. El defensor holandés estuvo a punto de pedir gol y el árbitro miró fijamente dónde se frenó la pelota.
Claro está que el gol era inválido sólo porque la tocó el ejecutor, ya que si no la hubiese tocado, pero ingresaba, el tanto era válido.
Sin embargo, el hecho de que el árbitro justo haya mirado hacia otro lado podría haber generado una polémica tan grande que quizás esa ejecución sería "el tema" del jueves.
Por suerte, en la transmisión no se vio y recién tras varias horas este detalle salió a la luz. Todos tranquilos.