Dos ladrones ataron y golpearon a hombre de 88 años para robarle. Una situación de violencia extrema tuvo lugar en la localidad bonaerense de Sarandí, cuando durante la madrugada de este miércoles, dos delincuentes irrumpieron en la casa de un hombre de 88 años, y lo maniataron y golpearon para robarle dinero y pertenencias.
Ismael, un herrero artístico que vive en el municipio de Avellaneda, dormía en su casa cuando fue despertado por los ladrones que habían ingresado a su morada. “Estaba durmiendo plácidamente cuando sentí que me agarraban. Me dijeron que me quede quieto y me ataron de manos y piernas”, detalló la víctima.
“¿Dónde está la plata?”
Ahí fue cuando comenzó la violencia. “Me pegaron cachetazos, me golpearon con el mango de un cuchillo en la cabeza y en la cara”, relató y sumó: “Me decían: ‘¿Dónde está la plata, dónde está el oro?’, y yo les dije: ‘Soy jubilado, ¿de qué oro me hablás?’”, respondió.
Con el mismo cuchillo con el que lo golpearon en el rostro, los agresores también lanzaron dos puñaladas cerca del abdomen de la víctima que impactaron sobre el colchón en el que estaba recostado y no le provocaron heridas. “Me quise desatar y me ataron más fuerte. Me volví a soltar y ahí me golpearon de nuevo”, dijo.
Una vez que aseguraron a Ismael sobre la cama, los delincuentes pasaron más de dos horas en la casa, de la que se llevaron artículos personales, un televisor, una escopeta y hasta los ahorros de la víctima, que ascendían a US$7000 y $400 mil.
“Esa plata hace muchísimos años que la venía juntando... Estaba barato el dólar, yo soy herrero artístico e hice trabajos buenos y lo tenía ahí”, expresó a La Nación.
Identificó al asaltante
Pese a que los ladrones aun no pudieron ser hallados, la víctima identificó a uno de ellos, como un hombre que se había acercado hacía pocos días como un posible comprador de un automóvil que tenía a la venta.
“Le sacó fotos y me dijo que iba a venir con su mujer a verlo. No le vi mala pinta”, consideró y sumó: “Eran jóvenes, uno tendría 21 o 22, y el otro 25 o 26″.
“No estoy asustado, el susto es para los cobardes. Estoy acongojado”, cerró la víctima, visiblemente emocionado, que también negó que el gobierno municipal se haya acercado para brindarle asistencia.