Las autoridades sanitarias confirmaron 353 nuevos contagios en 24 horas, menos que los 487 que se sumaron ayer o los 502 del viernes.
El estado de San Pablo, el más rico y populoso del país, con unos 46 millones de personas, es la región más afectada por la pandemia al contabilizar 98 fallecidos y 1.451 infectados con Covid-19.
Por detrás se sitúa el estado de Río de Janeiro con 17 muertos y 600 casos confirmados.
Los datos arrojan una tasa de letalidad de la enfermedad en el país suramericano del 3,2%.
Este fin de semana, algunos estados brasileños registraron su primer muerte asociado al patógeno, como el de Piauí, en el noreste, donde murió el alcalde de la localidad de Sao José do Divino, Antonio Nonato Lima Gomes, de 57 años quien padecía diabetes.
El ministerio de Salud espera un repunte de los casos en las próximas semanas y ha advertido de la necesidad mantener las medidas de restricción de movilidad, adoptadas ya, con mayor o menor alcance, por los gobernadores de los 27 estados de Brasil.
No obstante, el presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro ha criticado duramente el "confinamiento en masa" de la población para contener la pandemia, defendió la reapertura de los colegios y pidió a los brasileños que vuelvan a sus trabajos.
El mandatario, de 65 años, decidió este domingo dar un paseo por Brasilia y algunas de las ciudades cercanas a la capital brasileña, donde conversó con vecinos y vendedores ambulantes, en contra de las recomendaciones médicas de evitar aglomeraciones del propio ministro de Salud del gobierno que él encabeza.
"Tenemos el problema del virus, nadie lo niega, pero también la cuestión del desempleo. El empleo es esencial", explicó a los periodistas.
Asimismo, dijo que está "pensando" en publicar un decreto que permita trabajar a todo aquel profesional, formal o informal, que así "lo vea necesario para el sustento de sus hijos".
"Es un realidad que el virus está ahí. Vamos a tener que enfrentarlo, pero enfrentarlo como un hombre, carajo. No como un niño. Vamos a enfrentar el virus con la realidad. Es la vida. Todos nosotros vamos a morir algún día", completó, citó la agencia de noticias EFE.
Bolsonaro se mostró así preocupado con las consecuencias económicas de las cuarentenas en vigor para contener el virus, las cuales han golpeado especialmente a los trabajadores informales, que representan el 40% de la población ocupada, equivalente a cerca de 40 millones de personas en todo el país.
No obstante, el gobierno de Brasil ha anunciado en las últimas semanas ayudas precisamente para este sector poblacional, entre ellas, un subsidio de 600 reales por mes (120 dólares).
La llegada del coronavirus ha hundido las expectativas de crecimiento de Brasil para 2020. El gobierno ya ha reducido su previsión desde el 2,10% hasta el 0,02%, mientras que el Banco Central la recortó hasta el 0,0%.