Pasó por momentos complicados. Por situaciones difíciles que aún la mantienen en vilo. Sin embargo, lejos de bajar los brazos, sigue luchando para salir adelante en todos los aspectos de la vida. Atrás de esas sensuales curvas que dejan con la boca abierta a más de uno, Pamela Sosa (30) tiene varios frentes abiertos que intenta cerrar de una vez por todas.
Las cirugías estéticas le dejaron secuelas físicas y psicológicas. A esto se le suman problemas sentimentales que no la dejan liberarse del todo del trauma con el que tiene que convivir. Hoy, mirando para adelante, siente que hay un nuevo horizonte. Seguramente, en este renacer encontró en los tatuajes una manera diferente de ver la vida.
-Tenés varios tatuajes, ¿tienen algún significado especial?
-Tengo ocho tatuajes. El primero fue el logo de mi marca Femme Ideale, tengo un mandala y una flor de loto. Eso tiene que ver con mi parte espiritual, la meditación y la pureza del cuerpo y el alma. Después me hice una frase De El Principito que me acompañó desde pequeña con un cuadrito que tenía en mi habitación. La frase es: "Lo esencial es invisible a lo ojos". Luego, me hice otra frase: "Haz de tu vida un sueño y de tu sueño una realidad". En un dedo tengo una cruz, porque soy muy creyente, y la mitad de un corazón, la otra mitad se la tatuó mi pareja. El más grande es el último, una media manga. . . fue el que más sufrí. Fueron cinco sesiones de varias horas cada una.
-Nombraste a tu pareja, a Pipo. ¿Siguen juntos después de los rumores de separación?
-Pasamos por una crisis muy fuerte. Decidimos tomarnos un tiempo y, pese a la crisis, seguimos viviendo juntos por todo eso que alguna vez nos unió. No es cuestión de bajar los brazos ante la primera de cambio. Vamos a luchar por esto y después veremos. Puntualmente fueron problemas de convivencia, no hubo otra cosa, como se dijo.
-¿Cómo venís con los temas de salud?
-La diabetes la tengo muy controlada. Soy muy responsable con mi enfermedad. No me la tomo a la ligera. El tema son los granulomas, que me molestan bastante, pero no me los pueden tocar. Ya hablé con un cirujano, que va a tratar de remover todo lo que pueda, pero sacar todo no va a ser sencillo. De todas maneras, mis abogados me pidieron que no me toque nada, más allá de las pericias que ya me hicieron, de lo que me encontraron, las cuatro tumoraciones, el tema es que me duele para sentarme. A donde voy me llevo algo o me siento arriba de la campera para aguantar los dolores.
-Que no te los saquen por pedido de tus abogados, ¿no es en contra de tu salud, que tiene que ser lo primordial?
-Sí, por supuesto que es primordial. Pero según los médicos no hay riesgos. Pueden seguir creciendo, pero no me va a pasar nada grave. Ya están ahí y que sean más grandes o más chicos es lo mismo, me duele igual, pero no hay riesgos más que sentir dolor o que se me acalambren las piernas, por el tema de que están metidos en los músculos. Lo que tengo en el cuerpo son pruebas y tengo que esperar a que termine el juicio para sacarme todo.
-¿Cómo viene la causa contra Aníbal Lotocki?
-El 29, es la primera mediación y la verdad es que no sé cómo voy a reaccionar cuando lo tenga enfrente. Sinceramente ese tema lo estoy hablando con mi abogado. Por otra parte, él ya fue procesado y embargado por mi causa por un millón de pesos. Ahora se elevó la causa a juicio que, por lo que me comentó Fernando Burlando, lo van a hacer todos juntos el año que viene. Me refiero a los cuatro, al de Silvina Luna, Gabriela Trenchi, Xipolitakis y el mío. Eso sinceramente nos beneficia porque, ante todos los casos, el juez podría pedir la detención definitiva y que le quiten el título.
-¿Tenés ganas de ser madre?
-Sí, por supuesto. Me encantaría. Si me preguntabas hace un par de años te decía que no, pero hoy la respuesta es sí. Con responsabilidad, por supuesto, con una pareja estable, que también lo desee como yo. A la mujer le surge ese deseo desde el corazón en algún momento de su vida, y a mí me llegó ahora.
-Si no encontrás a esa persona, ¿recurrirías al alquiler de vientre?
-En el último de los casos sí. Pero, como te dije, mi idea es la de formar una familia y creo que tengo tiempo para eso. Confío en que tendré a la persona indicada a mi lado, que me ame y quiera lo mismo que yo.
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¿Cómo venís con la carrera de psicología?
-Muy bien. Me falta un año y termino. Con muchas ganas de ejercer y trabajar, más que nada con niños y sobre todo con adolescentes, porque es una etapa muy vulnerable y necesitan estar acompañados. Yo conté mi caso, que no tuve una infancia muy feliz, que en mi hogar hubo violencia. Entonces, cuando tus padres no están como debe ser, es cuando necesitas a alguien ahí.