En una jornada marcada por la volatilidad del mercado, el dólar tocó los 6 reales en Brasil, continuando con una tendencia devaluatoria que se intensificó esta semana. En las primeras operaciones del jueves, la cotización del real se situó en R$5,95, pero rápidamente alcanzó los 6 reales, lo que representa una caída de más de un 3% en solo tres días. Este debilitamiento de la moneda brasileña tiene repercusiones directas sobre la competitividad de las exportaciones argentinas, ya que Brasil es el principal socio comercial de Argentina. Con el contexto de cepo cambiario en Argentina, la devaluación del real agrava aún más la pérdida de competitividad del peso argentino.
Juan Manuel Franco, economista jefe de Grupo SBS, explicó que esta devaluación es un factor de presión para el peso argentino, ya que las exportaciones brasileñas se vuelven más competitivas debido al tipo de cambio. "Si bien la situación no es positiva para el peso, Argentina podría reducir el crawl del 2% mensual a 1% si las expectativas para la economía local se mantienen favorables", agregó Franco, quien también destacó que el Gobierno argentino debe mantener el rumbo en materia fiscal para mitigar los efectos de la devaluación del real.
El debilitamiento de la moneda brasileña también afectó a la bolsa de Sao Paulo, que experimentó una caída significativa, tocando su nivel más bajo en casi cinco meses.
El Gobierno de Brasil busca soluciones
El Gobierno de Brasil, bajo el liderazgo del ministro de Hacienda Fernando Haddad, enfrenta una creciente presión para contener la devaluación del real. Este jueves, Haddad intentó calmar a los mercados después de una serie de anuncios económicos que fueron recibidos negativamente por los inversores. El ministerio presentó una reforma que ampliaría las exenciones de impuestos a la renta para aliviar la carga fiscal de la clase media, pero los mercados reaccionaron con escepticismo ante la medida, lo que provocó una mayor caída del real.
El Gobierno de Brasil también está implementando un paquete de medidas para controlar el gasto público, que incluye restricciones en los beneficios sociales y ajustes en el impuesto sobre la renta para los sectores más altos. Según el ministro, estas reformas no tendrían un impacto fiscal inmediato y se neutralizarían con medidas compensatorias que afectarán principalmente a los más ricos del país.
A pesar de las dificultades, Haddad subrayó que la inflación en Brasil está cerca de cumplir con el rango objetivo del gobierno, y aseguró que las medidas en curso permitirán estabilizar la economía en el futuro. Sin embargo, el panorama sigue siendo incierto, ya que los mercados continúan reaccionando negativamente ante las decisiones fiscales y las tensiones económicas internas.