El Banco Mundial anunció que el Gobierno argentino obtuvo US$ 1.000 millones para continuar con la sostenibilidad de las tarifas "sociales" en electricidad y transporte.
De esta suma, US$ 500 millones estarán destinados al "apoyo a la sostenibilidad y equidad del transporte público", lo que permitirá mantener la tarifa social en el transporte, que ofrece un descuento del 55% en 61 localidades donde se utiliza la tarjeta del Sistema Único de Boleto Electrónico (SUBE). Esta medida beneficia principalmente a jubilados y a personas que reciben prestaciones sociales.
Los otros US$ 500 millones se destinarán al "Apoyo a la transición hacia un sector eléctrico sustentable", y se utilizarán para mejorar el Registro de Acceso a los Subsidios Energéticos (RASE), que gestiona los subsidios energéticos. Esto facilitará la creación de nuevos mecanismos para recopilar información de otros registros, con el objetivo de hacer el esquema de subsidios más eficiente y reducir el consumo eléctrico, según indicó el Banco Mundial.
Ambos proyectos son préstamos a tasa variable, con un plazo de reembolso de 32 años y un período de gracia de 7 años.
El Gobierno negocia con el FMI otro crédito
En un paréntesis de la cumbre del G20, el presidente argentino, Javier Milei y la directora gerente del organismo multilateral. Kristalina Georgieva, mantuvieron un encuentro para fijar una hoja de ruta que le permita a la Argentina acceder a una línea de crédito que fortalezca las reservas del Banco Central y facilite la apertura del cepo financiero
El mandatario llegó al encuentro junto a Karina Milei -secretaria General de la Presidencia-, Gerardo Werthein -ministro de Relaciones Exteriores-, Luis Caputo, titular del Palacio de Hacienda y Pablo Quirno, secretario de Finanzas.
A fin de año, la Argentina termina el programa con el FMI que inició Mauricio Macri y renegoció Alberto Fernández. Y ahora toca definir qué programa negociará el país y bajo qué condiciones económicas y financieras.
Milei y Caputo quieren un importante desembolso -al menos 10.000 millones de dólares- y la posibilidad de fijar los tiempos políticos para abrir el cepo financiero.
Georgieva, su staff y el board del Fondo eran reacios a las condiciones propuestas por la administración libertaria, pero tras la cena de Milei con Donald Trump, se reformuló la ecuación política-técnica. En el FMI asumen que Trump jugará al lado de Milei - ya lo hizo con Macri-, y se preparan para un disruptivo gesto de poder que ordene y acelere la negociación a favor de Balcarce 50.
Aún quedan pendientes dos revisiones del programa en curso y a continuación una reunión formal del board para aprobar el informe técnico (Staff Level Agreement) y autorizar los desembolsos respectivos. Esta secuencia burocrática debería suceder antes de Navidad.
Mientras tanto, Caputo y Quirno seguirán avanzando en una negociación que debería fluir con Trump en la Casa Blanca. Los términos de esa negociación comenzarán a abordarse en el cónclave que Milei y Georgieva protagonizan en el G20 de Río de Janeiro.
El gobierno tiene un escenario a favor: cumplió todas las metas -con una mínima desviación en las reservas-, tiene fondos para saldar lo que debe y nada indica que el programa de ajuste sufrirá anomalías en las próximas semanas.
Desde esta perspectiva, Milei y Georgieva sonreirán para las fotos, y Caputo y Quirno iniciarán la marcha hacia Washington para preparar el terreno de un nuevo acuerdo con el FMI.