Jorge Sampaoli, director técnico de la Selección Argentina, tendrá su libro en abril. Se títula Mis Latidos, ideas sobre la cultura del juego, y algunos párrafos fueron adelantados por la revista Viva. En ellos destaca que la Pulga "es un animal de la competencia" y asegura: "Lo que encuentro de negativo es que este tipo de fútbol daña hasta a Messi. Le ponen un revólver en la cabeza que se llama Copa del Mundo y si no la gana, le salta el disparo y lo mata. Es una locura que no pueda disfrutar de su talento".
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¿Qué escribió Sampaoli sobre Messi?</b>
Su esencia no cambió, juega siempre, tiende a ser el mejor de la historia. Es un líder competitivo, que a todo quiere ganar y todo el tiempo. Un animal de la competencia, que lo hace muy argentino. ¿Quién no puede querer que Messi se comprometa con uno para lograr su mejor versión?
En este momento siento que me toca dirigir al mejor jugador de la historia. Es todo un tema. Está por encima de las variables normales. Un tipo que se mantuvo diez años como el mejor del mundo te modifica la forma de conducción. Es difícil asumir ese rol cuando tu conducido sabe que es mejor que vos, que ejecuta como nadie. Es una responsabilidad, pero en definitiva es un disfrute.
?El fútbol se ha ido modificando y Leo se mantiene como nadie. Su vigencia en el tiempo lo pone por encima de todos. La gran diferencia de Messi con el resto de las estrellas de la historia del fútbol del mundo es el amor por la pelota por encima de cualquier otra cosa. Ese sentimiento por el juego lo hacen muy diferente.
Cuando me tocó tenerlo enfrente, fue una preocupación muy grande porque tenía que crearle obstáculos a alguien imparable, que los salta todo el tiempo. Había que buscar estrategias de control sobre él, y sobre el resto. Ahora, trato de disfrutar de tener soluciones con él.
Lo más difícil es optimizar al entorno para que no se minimice ante la presencia de un jugador tan importante y determinante. El resto debe lograr compatibilizar con él, y eso no es tan sencillo.
Es más complicado hacer funcionar a un equipo con jugadores que tienen que entenderse con Messi que idear un plan colectivo con jugadores normales. Cuando uno organiza una estructura donde hay un genio, es más complejo conmover al genio y que el resto no se achique ante su enorme estatura. En ese rasgo, la conducción no puede ser la misma cuando tenés a Messi que cuando no lo tenés.
No me puedo confundir y dejar todo librado a su persona. Al contrario, al estar Messi, la idea es atacar su entorno futbolístico. Es decir, el equipo sin Messi. Sacarle responsabilidades a él, y que ese entorno se acomode a formas de un jugador que está establecido que va a estar. Colectivamente hay que entender que el dibujo no es tan determinante.
Hay que buscar a los mejores para luego ponerlos en el dibujo que corresponda. Hay que poner la jerarquía adentro y ubicarla donde mejor funcione. Y Leo tiene que jugar como en su club. Inventarle una posición para meterlo dentro de un sistema o estructurarlo es cometer una locura.
Un ejemplo de mensaje es el de la última charla de las Eliminatorias en Ecuador. Fue un poco más fuerte en el tono. Hicimos hincapié en que el fútbol le debía un Mundial a Messi y que la mochila se la teníamos que sacar nosotros. Si nos ayudaba, mejor, pero debíamos poner la cara por él. Debíamos llevarlo nosotros, no esperar que nos lleve siempre él.
Por más que hizo tres goles y fue determinante, considero que el equipo estuvo detrás, sosteniendo su actuación. Hay una messidependencia generada por el propio Messi desde lo increíble que es en la cancha, pero no se puede descansar sólo en eso. Al contrario, hay que sostener un conjunto, y si él está de la forma que habitualmente está, bienvenido sea.
El socio de Messi lo va a elegir Messi. Lo va a determinar por él, porque juega siempre. El socio de otro puede ser cualquiera; como él juega, su estilo va a determinar qué es lo que más necesita. No es que lo va a decidir porque dice quiero a tal o cual, esa es la labor del entrenador, ver cuál es el que mejor se comunica con él en diferentes momentos, de ir al espacio, al pie.
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¿Qué escribió Sampaoli sobre la pasión argentina?</b>
Todos los que llegan a una selección son muy buenos futbolistas. Pero todos son seres humanos diferentes que vienen de lugares distintos y encima, en una selección de tantos jugadores de jerarquía, con valores tan altos en sus clubes, volverlos a traer y hacerles sentir que hay algo más importante que ellos, es un desafío. Acá está la bandera y tenemos que jugar para 40 millones de argentinos.
Pero hay que saber diferenciar bien lo importante de lo que importa. Importa ganar, claro, pero es importante cómo se logra. Hay que preguntarse: ¿a quién le importa lo importante? Yo veo que la gente se junta en el éxito y se divide en el fracaso. Debería ser al revés. En un contexto negativo demostrás el grado de pertenencia que tenés a una idea. En la buena vamos todos, nos unimos todos. Deberíamos unirnos mucho más en las malas.
Mis pasiones quedaron atrás por focalizarme en mí y reducir el círculo de mis necesidades para dejar de sentir. Me tatué la bandera como forma de autoidentificación del lugar donde estoy.
En Argentina, el técnico de la Selección es una persona muy importante y eso te cuelga una mochila que es súper pesada. No es menor ser más importante que tipos que deciden el futuro del país. Nosotros tenemos que retomar los valores que implicaba vestir la camiseta de la Selección.
El 'vamos, vamos, Argentina' es lo que te contagia, lo que te empuja. No nos podemos alejar de la gente. Día a día te impulsa el entusiasmo de la gente. A veces se te genera una obligación que no es tal y te juega en contra, pero uno tiene que estar muy consciente de lo que representa. Yo lo tengo muy claro y no me desenfoca. Hay que hacerse carne de que jugamos para el país, para la gente que le alegra que gane su selección.
La historia manda. Acá salieron los mejores del mundo: Di Stéfano, Sívori, Maradona, Messi, Kempes y otros como Bochini, Alonso, Madurga, no me alcanzan los dedos de las dos manos. Las raíces argentinas no son comparables a las de ningún país. Los mejores jugadores de creación y del último tercio de la historia son argentinos.
Ahora estoy en un momento en el cual lo único que espero es estar a la altura de la expectativa y hacer que la gente se reencuentre con la Selección.