Desde el comienzo, la historia había estado mal parida. El presidente del Olympique, Vincent Labrune, quien fue detenido durante su ciclo por supuesta malversación de fondos, jamás cumplió con las pretensiones deportivas de Marcelo Bielsa, quien no ocultó su malestar ante los medios.
Pero los resultados dentro de la cancha jugaron a favor y apagaron un poco las llamas de un club que había perdido la oportunidad de medirse a nivel internacional y solamente disputó la Liga de Francia y las copas nacionales. De la mano del "Loco", no solamente volvió a clasificarse a la Europa League sino que también fue protagonista en gran parte del campeonato doméstico y hasta puntero.
Sin grandes nombres ni incorporaciones, el entrenador rosarino se las ingenió para estar en boca de todos y a pesar de algunos rumores sobre su posible alejamiento, se mantuvo firme. Lo vincularon con las selecciones de Japón y Arabia Saudita, a la vez que deslizaron conversaciones con el West Ham inglés, aunque difícilmente se enfoque en nuevos proyectos cuando todavía está desandando uno. Por eso, recién ahora le llegaría la hora de definir qué será de su futuro, lejos de Marsella.
Si bien los medios locales especularon con la renovación por dos años de Bielsa una vez concluida la competición oficial, parece que no hubo acuerdo entre las partes y L'equipe anticipó su alejamiento. Esto se da después de que despidieran al traductor que trabajó junto al singular estratega y que se registraran las despedidas de futbolistas importantes como André-Pierre Gignac (a Tigres de México), André Ayew, Jérémy Morel, Foued Kadir y la posible salida de Giannelli Imbula, su cerebro en la mitad de cancha.
"Bielsa volverá a los entrenamientos el lunes que viene, cuando se incorporen los jugadores más importantes", habían afirmado varios, mientras que Labrune había asegurado su continuidad.