Puro corazón, gigante, inmenso. Un verdadero león. Javier Mascherano terminó de consagrarse. Es el alma del equipo argentino. Lo volvió a demostrar hoy, en la victoria por penales ante Holanda, ante una jugada que marcó un antes y un después: sobre el final del segundo tiempo, le salvó un remate a Robben que parecía gol. Inmortal.
"Esto es para dignificar nuestra profesión. Después veremos cómo nos recuperamos, pero hoy hicimos un partido muy inteligente, no los dejamos jugar", dijo Mascherano tras el triunfo.