La ilusión duro poco. Los campeones del mundo se encargaron de mostrar en todo momento un halo de superioridad y efectividad que, conjugados, golpeó el espíritu de un equipo que tuvo que remar desde atrás durante todo el partido.
Sin embargo, los argentinos vendieron cara la derrota y, aun con las dificultades que atravesaron a lo largo del desarrollo, buscaron por todos los medios quebrar el orden defensivo neozelandés. Sánchez puso arriba al equipo de Ledesma en el inicio, aunque Ioane tras una buena conexión de los backs, respondió en la bandera para el 7-3.
El 10 tucumano tuvo otra opción factible de recortar distancias, pero su remate se perdió por el segundo palo. Los maoríes, en cambio, volvieron a pisar zona de 22 metros y sustentados en un scrum dominante consiguieron vulnerar el ingoal albiceleste.
Ante la adversidad, Bautista Delguy intentó imponer su habitual cambio de paso, pero Ioane se nutrió de una pelota perdida para encender las turbinas y dejar las cosas 21-3. El local fue con todo y dispuso de varias ocasiones para marcar -Sonny Bill Williams vio la amarilla en ese pasaje-, pero la falta de pericia en los metros decisivos lo privó de poder sumar.
En el arranque del complemento y guiados por la rebeldía de Nico Sánchez, los argentinos retomaron la iniciativa, pero una mala entrega del apertura desactivó un nuevo intento de reacción local.
Patrick Tuipulotu parecía liquidar la historia irrumpiendo a pura potencia, pero el aire fresco que llegó del banco y la rebeldía de Tomás Cubelli les permitió a los nuestros marcar un doble descuento a cargo del medio scrum surgido en Belgrano y de Emiliano Boffelli tras una gran furibunda entrada de Pablo Matera.
No obstante, Anton Lienert Brown apagó la ilusión al marcar el quinto try neozelandés y justificó en el tanteador una diferencia que siempre estuvo latente en el campo de juego. Mucho para mejorar para los argentinos - fundamentalmente en las formaciones fijas-, para buscar cerrar esta histórica edición del Rugby Championship con un triunfo ante los Wallabies en Salta.
<b>Actuación de los entrerrianos</b>
Marcos Kremer: anduvo fajándose en el buen sentido con casi toda la durísima tercera línea neozelandesa, pero le costó imponer rigor con su porte físico para ganar metros. Bien contenido por los grandotes contrarios.
Javier Ortega Desio: se le hizo cuesta arriba controlar la base del scrum y sostener la presión del rival, pero se mostró participativo pidiendo el balón y también asistiendo. Uno de los que mantuvo la intensidad y no dejó de pelear.