<b>Fuente: La Nación</b>
A minutos del inicio del clásico que enfrentará al Real Madrid y al Barcelona, la normalidad y la máxima seguridad reinan en los alrededores del estadio Santiago Bernabéu, convertido en un campo de fútbol blindado tras los atentados terroristas que dejaron 130 muertos en París hace poco más de una semana.
Los únicos elementos que rompen la estética habitual de la zona del coliseo son las extremas fuerzas de seguridad que vigilarán hasta el más mínimo detalle para que no ocurra nada fuera de lo normal.
Desde las 14.10 se jugará un nuevo clásico entre Real Madrid y Barcelona. La gran incógnita es si volverá o no Lionel Messi a jugar. No lo hace desde la lesión que sufrió hace casi dos meses contra Las Palmas. Luis Enrique, el DT del conjunto catalán, anunció que una hora antes del partido (a las 13 de la Argentina) anunciaría si la Pulga juega o no.
En las redes sociales, la cuenta oficial de Barcelona publicó una foto con la camiseta de Messi al lado de la de Neymar y Luis Suárez. Sin embargo, aún no hay nada oficial.
Dos policías de élite emergían ayer de una alcantarilla en la avenida Concha Espina, frente al Santiago Bernabéu. Dentro del estadio, agentes con perros y detectores de metales recorrían las tribunas fila por fila, peinaban el palco presidencial, bajaban a los vestuarios, se metían en las oficinas.
Extraña víspera del Real Madrid-FC Barcelona. La magnitud del dispositivo de seguridad por el estado de alerta después de los atentados jihadistas del viernes 13 en París opacó la expectativa por el fútbol, incluso cuando sea el clásico en el que podría regresar Lionel Messi después de dos meses de lesión y en el que está en disputa el liderazgo de la Liga.
El gobierno español se propuso convertir el Bernabéu en una fortaleza. "Será el lugar más seguro del mundo. No hay nada que temer", prometió ayer Concepción Dancausa, la funcionaria del Ministerio del Interior encargada de coordinar el operativo para esta tarde.
Jamás se desplegó tanta vigilancia en un partido de fútbol en España. Habrá 1100 policías afectados -menos que en un Boca-River, pero el doble de lo habitual en un Madrid-Barça- y el club local colocará 1400 guardias de seguridad, además de la movilización de los servicios médicos, bomberos y defensa civil.
El operativo consistirá en tres anillos de seguridad, 200 metros en derredor del estadio, en los que habrá cacheos exhaustivos. Además, en todas las puertas habrá custodios privados acompañados de policías. "Revisaremos hasta el bocadillo, literalmente", dijo Dancausa, en referencia a los sándwiches que los hinchas españoles suelen llevar a los partidos.
La intención del gobierno es que sólo gente que tenga entradas pueda acercarse al Bernabéu. El club informó ayer a los cerca de 2000 periodistas acreditados que deben retirar sus credenciales por la mañana, algo inusual, para evitar complicaciones con la policía.
La vigilancia se extenderá al Metro de Madrid, que llega hasta el frente de la cancha, para prevenir incidentes en los medios de transporte. Los cortes de tránsito serán mucho mayores que en un partido común. El estadio quedó blindado y vacío anoche. Los empleados sólo podrán entrar hoy en el recinto después de pasar un control de huellas digitales.
En España rige un nivel 4 de alerta antiterrorista. Durante toda la semana se especuló con la posibilidad de que el gobierno lo elevara a 5, el máximo, lo que implicaría el despliegue de las Fuerzas Armadas y obligaría a suspender todos los eventos de concurrencia masiva.
Los dos clubes estuvieron en permanente contacto con el Ministerio del Interior, a la espera de una decisión que alterara los planes. Están muy frescas las cancelaciones de los amistosos de esta semana entre Bélgica y España, en Bruselas, y entre Alemania y Holanda, en Hannover, por temor a ataques islamistas. La masacre de París empezó nada menos que en las afueras del Stade de France, de Saint-Denis, cuando tres kamikazes de Estado Islámico se volaron en pedazos mientras se jugaba un Francia-Alemania.
A nadie le suena descabellado que los terroristas intenten un golpe durante el Real Madrid-Barça, el duelo de clubes de mayor repercusión global. Pero el gobierno de Mariano Rajoy se preocupó en las últimas horas por combatir el pánico. "No tenemos que vivir con miedo. Tenemos que defender nuestros valores, ir al estadio y disfrutar de un partido con repercusión internacional", dijo ayer la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.
Fuentes oficiales recordaban que incluso cuando ocurrieron los atentados islamistas del 11 de marzo de 2004 en los trenes de Madrid -casi 200 muertes- se jugó igual la fecha de la Liga prevista para el fin de semana siguiente.
El Bernabéu fue objetivo terrorista en 2002, cuando ETA hizo estallar un coche en los alrededores poco antes de un clásico con el Barça por la Champions. No hubo víctimas mortales. Tres años después el estadio fue desalojado por una amenaza de bomba en un partido entre el Real Madrid y la Real Sociedad.
A los algo más de 80.000 personas que asistirán al Bernabéu se les pide que lleguen dos horas antes del partido (empieza a las 18.15 de Madrid) para evitar aglomeraciones ante los controles policiales. En España es habitual que los estadios se llenen en los últimos 20 minutos.
Casi no habrá hinchas visitantes. Eso sí es habitual. Se espera a 800 seguidores del Barça, que deberán entrar primero. Las puertas se abrirán con dos horas de antelación. A los catalanes sólo se les advirtió que no podrán ingresar con banderas independentistas; un conflicto que parece risible ante el tamaño de la amenaza latente.