River Plate se enfrentó a uno de sus mayores desafíos en la historia de la Copa Libertadores: remontar un 0-3 ante Atlético Mineiro. Sin embargo, antes del crucial partido en el estadio Monumental, los hinchas demostraron una vez más su fervor y pasión, brindando un recibimiento histórico al equipo que quedará grabado en la memoria colectiva.
Los aficionados, que han sabido superar adversidades a lo largo de los años, se agruparon en un multitudinario banderazo previo al encuentro. Más de 17 mil seguidores llegaron al Antonio Vespucio Liberti, donde se vivió un ambiente de fiesta que mezclaba emoción y esperanza. Las banderas ondeaban al viento mientras los cánticos resonaban con fuerza, reafirmando la confianza del pueblo riverplatense en su equipo. A pesar de la complicada situación, la fe en una remontada épica se hacía sentir en cada rincón del estadio.
El momento cumbre llegó cuando el equipo saltó al campo. Con fuegos artificiales iluminando el cielo, bengalas y un mar de color rojo y blanco, el recibimiento fue comparado por muchos con el de 1996, cuando River se consagró campeón de la Libertadores ante América de Cali. La atmósfera se volvió electrizante, y el estadio vibró al unísono con el grito de “¡Yo quiero la Libertadores!”, creando un ambiente digno de un encuentro decisivo.
Marcelo Gallardo, director técnico del Millonario, no pudo ocultar su emoción ante tal muestra de apoyo. Los jugadores, impactados por la marea de hinchas, entraron al terreno de juego con una motivación renovada. “Es un espectáculo que motiva a los futbolistas y al cuerpo técnico”, aseguró Gallardo, quien sabe que la confianza de la afición es clave en momentos decisivos.
El espectáculo no solo fue en el campo, sino también en las tribunas, donde 86 mil espectadores se dieron cita para acompañar a su equipo. La previa fue un verdadero carnaval, recordando los mejores momentos de la historia del club. Este apoyo incondicional de la hinchada se convierte en un factor fundamental para el rendimiento de los jugadores, quienes se ven impulsados a dar lo mejor de sí en cada partido.