El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, expresó en un comunicado que los incidentes ocurridos en los estadios fueron "totalmente aborrecibles y completamente inaceptables".
"No hay lugar para el racismo ni para ninguna forma de discriminación, ya sea en el fútbol o en la sociedad. Los jugadores afectados cuentan con todo mi apoyo", afirmó Infantino, refiriéndose al arquero francés del Milan, Mike Maignan, y al mediocampista jamaiquino Kasey Palmer, del Coventry, de la segunda división inglesa.
En este sentido, Infantino propuso la aplicación de sanciones inmediatas para los equipos cuyos aficionados sean protagonistas de actos racistas.
"Además del procedimiento de las tres interrupciones: partido suspendido, partido reanudado y partido abandonado, debemos implementar la expulsión automática para el equipo cuyos hinchas hayan cometido actos racistas y provocado el abandono del partido. Además, se deben imponer prohibiciones de acceso a los estadios a nivel mundial y cargos penales para los responsables de actos racistas", exigió.
En el partido del sábado entre el Milan y el Udinese en Italia, el arquero francés del equipo visitante recibió gritos racistas por parte de los aficionados locales, lo que llevó a la suspensión temporal del partido.
Un incidente similar ocurrió en Inglaterra durante el encuentro entre el Coventry City y el Sheffield Wednesday, de la segunda división, donde Palmer alertó al árbitro sobre un insulto racista recibido mientras buscaba una pelota cerca de los hinchas locales.