El Gobierno de Francia ha actualizado este jueves las medidas para combatir la nueva ola de casos de coronavirus, para lo cual ha prometido avanzar en la campaña de vacunación, con dosis de refuerzo para todos los ciudadanos mayores de 18 años, y también volver a hacer obligatoria la mascarilla en todos los lugares públicos cerrados, independientemente de que se requiera el pasaporte COVID para acceder.
El ministro de Sanidad galo, Olivier Véran, ha comparecido ante los medios para desgranar la batería de medidas que su Gobierno ya llevaba días anticipando. “Consideramos que no podemos superar esta ola sin recurrir a herramientas más restrictivas”, ha esgrimido, un día después de que las autoridades sanitarias notificasen más de 32.500 nuevos casos en 24 horas.
La mascarilla volverá a ser obligatoria en todos los espacios cerrados y, a nivel local, también se podrá ampliar también su uso en la calle si se considera necesario. También se ampliarán los controles del pasaporte COVID, que por ejemplo se requerirá para acceder a los mercadillos de Navidad que se abran de cara a las próximas fiestas.
La obtención de dicho pasaporte también sufrirá variaciones, ya que las pruebas de antígenos o PCR que deben adjuntar los no vacunados solo tendrán una validez de 24 horas, en lugar de las actuales 72, y a partir del 15 de enero contemplará la dosis de refuerzo, que pasará a estar disponible para todos los ciudadanos residentes en Francia mayores de 18 años siempre y cuando hayan pasado cinco meses desde la última inyección.
“Vamos a abrir, reabrir o amplificar los centros de vacunación existentes a partir de este fin de semana”, ha anunciado Véran, que ha defendido la importancia de avanzar en esta campaña. “A principios de 2022″, previsiblemente podrán comenzar a vacunarse los niños de entre 5 y 11 años, como ha avalado este mismo jueves la Agencia Europea del Medicamento (EMA) para el caso del fármaco desarrollado por Pfizer y BioNTech.
El ministro ha asegurado que, de no tener esta “importante cobertura de vacunación”, Francia encararía este nuevo repunte de los contagios en una situación considerablemente peor, en la medida en que los no vacunados tienen “diez veces más” posibilidades de ingresar en un hospital si contraen la COVID-19 que quienes ya han completado la pauta establecida.
Véran ha descartado que sea necesario un nuevo confinamiento, restricciones a la movilidad o un toque de queda, en alusión a medidas que sí llegaron a aplicarse en olas anteriores.