Crece en Argentina la cantidad de jóvenes internados por coronavirus, que son lo que utilizan durante más días las camas de terapia intensiva (UTI).
En el último mes, la edad promedio de los casos hisopados que dan positivo es de 39 años, según datos informados por el Ministerio de Salud. El 32% tiene menos de 30 años.
De los 427.439 casos positivos de coronavirus registrados en el último mes, el 86% de los casos positivos correspondió a personas menores de 60 años, el grupo etario al que todavía no se comenzó a vacunar, pero también el que sale a trabajar y el que más relajó las medidas de cuidado. Apenas el 13,95% fue de mayores de 60.
Si se toma la edad promedio de los contagiados, los datos muestran que fue de 39 años desde el 9 de marzo.
En cuanto a los motivos que explican la edad promedio de los casos positivos, en el Ministerio de Salud de Buenos Aires explicaron que responde a que “no están vacunados, son los que más circulan y tienen actividades sociales; en consecuencia, son los que más expuestos están” al virus.
Para Omar Sued, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), “la edad promedio ha bajado en forma importante, en general desde diciembre, y la tendencia se volvió a ver en este rebrote”, debido “al comportamiento de la gente joven (laboralmente activa), y a los efectos causados por la vacunación de los mayores de 60 años”.
“Para los que no se vacunaron aún, la espera genera también mayor conciencia de tener que cuidarse, y para los vacunados, la vacuna tiene un efecto de reducción general de casos”, señaló.
“Por otro lado, los jóvenes, que saben que no se van a vacunar, ya sienten que no son tan peligrosos porque sus padres o abuelos ya quizás están vacunados. Hemos visto también un aumento del 40% en los casos menores de 10 años, asociados a los brotes en las familias, las actividades sociales, y quizás también a la reactivación de las clases sin cumplir los protocolos en forma activa”, detalló el especialista.
En este contexto, advirtió que “con el descenso de la temperatura, es crítico que se respete mantener las ventanas abiertas, tanto en los colegios y oficinas como en el transporte público”.
Lautaro de Vedia, médico infectólogo y miembro de la SADI, considera que la baja en la edad promedio tiene que ver con el aspecto epidemiológico de la enfermedad, sumado a los “no cuidados de los más jóvenes o los descuidos”. También dijo que las vacunas pueden jugar “un pequeño rol, si bien es muy poca la gente que se vacunó, en su mayoría de 70 y 80 años”.
Por otro lado, mencionó las nuevas cepas de las que “se desconoce con exactitud el papel que están jugando”, pero que podrían estar influyendo. “No hay una sola explicación”, aclaró el especialista a TN.
En el Gobierno nacional destacan los efectos de la vacunación. Según dijo el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, los mayores de 70 años que recibieron la vacuna se contagian menos y hay más casos en otros grupos etarios. “Se está viendo una baja de la mortalidad en los mayores de 60. Son datos muy promisorios”, afirmó.
En el mismo sentido, destacó que se avanzará en la inmunización de la población mayor de 70 años. “Allí debemos enfocar la vacunación en las próximas tres semanas”, precisó Cafiero en declaraciones a la prensa en este fin de semana.
Menos edad, más días de internación
La franja etaria que va desde los 25 a los 49 años es la que más elevó la curva de contagios, pero también es la que más hizo crecer la ocupación de camas de terapia intensiva. En promedio, los pacientes críticos menores de 50 años pasan cuatro días más de internación que los adultos mayores y contribuyen al enlentecimiento de la rotación, lo cual representa para el sistema sanitario una amenaza adicional al aumento de casos.
La experiencia en otros países del mundo, como Francia, es que aunque se aumentó la cantidad de camas UTI, ningún sistema de salud está preparado para dar respuesta a una demanda acelerada de población joven que, debido a que tiene una tasa de mortalidad menor a la de los adultos mayores, necesita de más días de internación para recuperarse. El problema es cuando comienza a crecer la mortandad en ese grupo etario porque el sistema no tuvo capacidad suficiente para atenderlo, como en el caso de Brasil.