Comenzaron este sábado en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza los testeos y controles exhaustivos a las personas que ingresen a la Argentina desde Brasil, México y Chile, tres destinos cuyos vuelos directos aerocomerciales estarán suspendidos a partir del lunes que viene debido a la aparición de nuevas cepas del coronavirus en la región y ante la posibilidad de la llegada de una segunda ola de contagios.
Los primero en ser testeados fueron los pasajeros del vuelo de la aerolínea Aeroméxico, que arribó a las 11:30 de la mañana de hoy con 225 pasajeros. Según trascendió, dos personas, ambas mujeres, habían dado positivo en COVID-19.
Las pasajeras fueron aisladas. En el Instituto Malbrán se analizará qué cepa contrajeron, mientras que se controlarán a quienes viajaron a su alrededor.
Se espera que entre este sábado y mañana ingresen unas 1.060 personas procedentes de México, Brasil y Chile. “Los test son exclusivamente para quienes llegan de esos países y este fin de semana. No se van a hacer testeos a quienes vienen en vuelos con conexión en esos países porque se los considera en tránsito”, explicaron las fuentes consultadas.
Tal como estaba previsto, las personas que entren al país deberán cumplir, además de todos los protocolos que ya se encontraban vigentes desde que se decretó la emergencia sanitaria por el COVID-19, una serie de medidas adicionales para extremar los cuidados. Así lo había anunciado el Gobierno días atrás mediante la Decisión Administrativa 268/2021, que fue publicada el Boletín Oficial después del aumento de los casos a nivel local y la aparición de nuevas cepas del virus.
Entre otras cuestiones, los pasajeros que lleguen desde el exterior estarán obligados a someterse a dos pruebas, una al arribo al país y otra al séptimo día del ingreso, y además tendrán que hacerse cargo del costo de ambas. El laboratorio está a cargo de Aeropuertos Argentina 2000 y los test cuestan $2.500 y $4.000 pesos.
El primer test es de antígenos. Quienes resulten negativo van a tener que cumplir un aislamiento por el término de 7 días desde la toma de la muestra, pero podrán hacerlo en los respectivos domicilios indicados en su declaración jurada de ingreso al país.
Por el contrario, a quienes den positivo se les exigirá la realización de un PCR para su secuenciación genómica, según indicación del Laboratorio Nacional de Referencia. En estos casos, si se detecta que el infectado en cuestión se contagió el virus que pertenece a la cepa de Manaos o a la del Reino Unido, deberá completar la cuarentena en un hotel de la ciudad de Buenos Aires. La estadía en estos sitios también estará a cargo del ciudadano argentino o extranjero residente que ingresa al país.
En cambio, si se trata de alguna de las variantes que ya tienen circulación comunitaria en la Argentina, podrá hacerlo en su casa. También los contactos estrechos de los contagiados deberán cumplir el aislamiento en los lugares dispuestos por las autoridades correspondientes.
En caso de que el pasajero dé negativo en la primera prueba de detección del coronavirus, pero resulte ser positivo cuando se le realiza la segunda, a los 7 días de haber llegado, será responsable de pagar el testeo de secuenciación genómica, mientras que el Gobierno hará un “inmediato rastreo de los contactos estrechos de ese viajero o esa viajera”.
El Ministerio de Salud será quien realice el control del aislamiento y seguimiento de los casos positivos, de sus contactos estrechos y de los casos negativos que arriben a cada provincia y a la Ciudad de Buenos Aires.
Este fin de semana el foco principal está puesto en quienes arriben provenientes de México, Brasil y Chile, los países de la región con mayor riesgo epidemiológico. A partir del lunes la medida se hará extensiva a la totalidad de los vuelos que arriben al aeropuerto internacional, publicó Infobae.