Brasil se sumergía en el lodo del colapso hospitalario de la pandemia, con seis estados con problemas de oxígeno para sus pacientes, San Pablo abriendo por las noches sus cementerios para no detener el ritmo de entierros récords y Brasilia sufriendo la escena de tener que acumular fallecidos por coronavirus en pasillos de los hospitales públicos por saturación de cámaras frigoríficas.
El país pasó la primera semana con más del 80% del sistema sanitario colapsado y sin que fuera confirmado el cardiólogo Marcelo Queiroga como ministro de Salud, en virtud de que el actual titular de la cartera, general Eduardo Pazuello, negocia su permanencia en otra área del Gobierno para no perder fueros ya que está investigado por negligencia frente a la pandemia.
El estado de cuarentena y de colapso hospitalario en gran parte del país, por ejemplo, provocó la caída de los homicidios en Río de Janeiro durante febrero a niveles históricos, mientras que en Natal, capital del estado de Río Grande do Norte, ayer dos hombres armados fueron detenidos luego de robar 20 dosis de vacuna contra el coronavirus de una sala de primeros auxilios.
La provisión de oxígeno se transformó en una de las agendas de Brasil: incluso la multinacional Ambev anunció que transformará una fábrica de cerveza en Riberao Preto, San Pablo, en una planta productora de oxígeno hospitalario para el estado de San Pablo, que hoy superó los 1.000 muertos en 24 horas, un récord que llevará a Brasil a cumplir en próximas horas los 300.000 fallecimientos por Covid-19.
En San Pablo, la municipalidad colocó torres de iluminación en cuatro cementerios públicos de la ciudad para realizar los entierros y le pagará horas extras al personal funerario para cumplir con la demanda.
En tanto, el Ministerio de Salud envió un oficio a la fiscalía general de la República alertando sobre la posibilidad de colapso por falta de oxígeno en cinco estados, teniendo en cuenta que en el Gran Porto Alegre, en Río Grande do Sul, fronterizo con Argentina y Uruguay, seis personas murieron el fin de semana luego de que se cortara el circuito de distribución de oxígeno a camas UTI.
Los estados en "situación crítica" de oxígeno son Acre, Rondonia, Amapá (norteamazónico), Mato Grosso (centro-oeste) y Ceará y Río Grande do Norte (noreste), luego de que el país viviera la crisis por falta de oxígeno en Manaos, estado Amazonas, donde los pacientes con coronavirus morían asfixiados, en sus camas de hospital.
San Pablo y Río Grande do Sul son los estados donde se registran muertos en las enfermerías por falta de tiempo para tener una cama de terapia intensiva.
Esta segunda ola que desde febrero golpea a todo Brasil está influenciada por la variante P1, surgida en noviembre en Manaos.
Un estudio preliminar de Fiocruz, el laboratorio público federal, indicó ayer que las aglomeraciones recurrentes pueden ser el espacio ideal para la generación de nuevas variantes en territorio brasileño.
Luego de el país se impactara con la imagen grabada por médicos de un paciente con Covid-19 muriendo sin cama, en el piso, entubado, en un hospital de Teresina, Piauí, en Brasilia la situación es de alarma.
Imágenes grabadas por los médicos de hospitales en Guará y Ceilandia, en la región del entorno del distrito federal, mostraron cadáveres de víctimas de coronavirus en pasillos debido a que está saturado el servicio funerario y de cámaras frigoríficas en la capital.
Brasilia anunció la convocatoria remunerada por un año de contrato a personal de salud de todas las disciplinas jubilado o fuera del mercado de trabajo porque el paso siguiente al colapso hospitalario está siendo la falta de trabajadores de salud para atender las camas de UTI provistas por el Gobierno federal.
La entidad que reúne a las funerarias privadas anunció la semana pasada que fue determinado el trabajo durante 24 horas para el traslado de fallecidos y la operatoria para los entierros.