<b>Personal de la salud y personas mayores de 65 años</b>. Esos son, según el orden de prioridades elaborado por la Organización Mundial de la Salud, los grupos poblacionales que primero recibirían la vacuna contra el coronavirus una vez desarrollada.
"Son dos sectores muy expuestos a la enfermedad. Los mayores de 65 porque, por definición, son grupo de riesgo y está demostrado que es el segmento de la población para el que la pandemia resulta más mortal", describe el médico infectólogo Fernando Polack.
"Los médicos, a la vez, están expuestos a pacientes que tienen una carga viral alta. No corren el mismo riesgo que alguien que trabaja en su casa o alguien que se expone al virus cuando hace una compra en el supermercado", suma el director científico de la Fundación Infant. "Es importante protegerlos para que no se enfermen en primer lugar, y también para que no sean un vector de contagio", sostiene. <b>Los trabajadores esenciales vendrían después de esos dos grupos prioritarios</b>.
Las recomendaciones de la OMS no son vinculantes respecto de lo que finalmente deciden los ministerios de Salud de cada país en cuanto a quién recibe prioritariamente la vacuna. <b>La escala de producción que pueden alcanzar las empresas farmacéuticas hasta fin de año es de millones de unidades, y se precisan billones</b> para que la cobertura sea más integral, según información a la que accedió el diario <i>Clarín</i>. Es por eso que se establecerían grupos prioritarios.
Es un mecanismo habitual en las vacunas contra distintos tipos de enfermedades: por poner un ejemplo, en Argentina, la vacuna contra el sarampión es obligatoria a los 12 meses y al momento del ingreso a la escuela primaria.
"El riesgo es el factor principal que se evalúa a la hora de establecer quiénes tienen prioridad para recibir la dosis", describe Polack. El médico encabezará la investigación en Argentina de la vacuna en la que trabajan las farmacéuticas Pfizer, de Estados Unidos, y BioNTech, de Alemania. El país participará de la fase que evalúa la eficacia del tratamiento, y ser parte de la investigación, en caso de resultar exitosa, le dará prioridad para acceder a un recurso que, al menos al principio y en plena pandemia, será escaso.