Javier Saviola, ex delantero de River, Barcelona, Sevilla, Real Madrid y Málaga, entre otros equipos, reside desde hace tres años en el Principado de Andorra con su mujer, la entrerriana Romanela Amato y sus dos hijos, Julieta y Fabricio.
Vive su cuarentena a causa del coronavirus en su casa del Viejo Continente, preocupado por la salud y el estado de su familia. Subraya el argentino el "encomiable" trabajo de los médicos y asume las consecuencias que va a provocar esta crisis. Saviola procura situarse en el lugar de la gente afectada por la situación. En pleno debate por las rebajas salariales en el mundo del fútbol no hubiera dudado en quitarse parte del sueldo si siguiera en activo.
"Lo hubiese hecho sin lugar a dudas. Aquí está claro que nadie quiso que pasará todo esto y yo creo que hay que ponerse en el lugar de lo que está siendo está epidemia. Lo que están sufriendo también los clubes, las empresas y en definitiva de lo que está sufriendo el mundo. Hay que ponerse en la piel de toda está gente", le confió el Conejito a EFE.
Y agregó: "Yo creo que cada uno tendrá su opinión. Lo más importante, ahora mismo, no es el fútbol sino la gente que está sufriendo y también los que están batallando en primera línea. Eso sí, a nivel de lo que están haciendo los clubes, no podemos comparar los que tienen un presupuesto más grande o más pequeño. Yo creo que hay que hacer este tipo de comparación y ayudarlos. Ayudar a los que más lo necesitan".
Saviola se retiró del fútbol profesional en el 2016 y a sus 38 años aún sigue jugando, pero al fútbol sala en el Sideco FC Encamp. En un deporte en el que dio sus primeros pasos, en una pista de 40x20 con la Asociación de Fomento Parque Chas.
Actualmente está confinado en su casa del Principado de Andorra desde que llegó de Colombia después de jugar con el Barca Legendes. Su máxima preocupación la tiene en Madrid, donde vive su madre Mary Fernández.
"La llamo cada día para hablar con ella e intento tenerla animada y también que hable con sus nietos, que se le cae la baba con ellos. Habla con ellos y le da una fuerza enorme. Eso sí, yo estoy muy encima de ella, y durante mucho tiempo porque esté bien anímicamente y también para que se sienta acompañada", concluyó.