Asumió el reto de su vida luego de que Boca recibiera el cachetazo más duro de todos. El equipo venía de perder mucho más que una final y su antecesor, Guillermo Barros Schelotto, ya era historia. Pero Gustavo Alfaro se tenía fe. Creía en sí mismo y también en los muchachos que estaban y en los que llegaron.
La Supercopa Argentina le dio a Lechuga la primera estrella como técnico de Boca. Pero lejos de autoproclamarse, él prefirió compartir el título con el que permitió que escribiera esta historia: "Este triunfo lo quiero compartir con Guillermo, esta Copa la jugamos gracias a él", dijo justo después de que Izquierdoz concretara el penal de la victoria.
"Merecimos ganar en los 90 minutos, pero en este club hay que acostumbrarse a sufrir", señaló quien obtuvo su primer título con el Xeneize.
Además, admitió que la institución "necesitaba" esta victoria para construir "un Boca sólido, granítico y con mentalidad ganadora".