El siete veces campeón del mundo de Fórmula Uno, que cumplirá 46 años el 3 de enero, permanece en su casa de Gland (Suiza), a donde fue trasladado en septiembre tras despertar del coma al que fue inducido en el hospital de Grenoble (Francia) y pasar un tiempo en una clínica de rehabilitación de Lausana (Suiza).
Allí trabaja a diario en la recuperación de sus facultades, sensiblemente afectadas tras sufrir graves lesiones craneales esquiando en Méribel, en los Alpes franceses, un proceso que según los expertos puede alargarse varios años y con un éxito incierto.
Mientras algunos médicos confían en que el piloto pueda en algún momento volver a valerse para la vida cotidiana tirando de tenacidad, otros expertos consideran que Schumacher quedará inválido.
Más allá de estas especulaciones, apenas han trascendido a la opinión pública detalles sobre su evolución -en su mayor parte apuntes inconcretos pero optimistas. Según confesó Philippe Streiff, ex piloto en silla de ruedas y amigo del teutón, en el diario francés Le Parisien que el multiple campeón mundial ya reconoce a sus hijos y a su mujer e incluso podría volver a caminar con la ayuda de un par de muletas.