La escasez de agua en el río Paraná genera que varios barcos eviten la navegación por la hidrovía, mientras que otros optan por reducir su carga para evitar quedar varados. En Bolivia, las navieras han suspendido el transporte de mercancías a través de esta importante ruta fluvial, lo que ha aumentado la actividad en el puerto de Bahía Blanca.
Desde Prefectura Naval Argentina se estableció un calado máximo de 8,88 metros debido a la crítica situación del río, donde al menos cinco embarcaciones, que requieren un calado de 10 metros, permanecen detenidas. Las autoridades alertaron que muchos barcos no pueden salir de los puertos por el riesgo de quedar atascados, con buques fondeados en San Nicolás, Villa Constitución y Rosario.
Aunque la situación actual no es tan grave como la crisis hídrica que se vivió entre 2020 y 2022, los recuerdos de esa bajante aún generan preocupación. En aquel entonces, el paisaje del río se transformó drásticamente, revelando terrenos secos y permitiendo que la gente caminara sobre el lecho del río.
Los funcionarios de la Prefectura aseguran que, si bien la actual bajante se debe a las escasas precipitaciones en Brasil, no alcanzará la severidad de la crisis anterior. Los despachantes de granos están buscando nuevas alternativas para acceder al océano Atlántico, lo que ha llevado a un incremento significativo de actividad en Bahía Blanca, donde se espera la llegada de más de medio millón de toneladas de cereales entre septiembre y diciembre.
Este movimiento implica la utilización de aproximadamente 20,000 camiones para el transporte de granos, lo que permitirá a los buques cargar hasta 8,000 toneladas. Sin embargo, el dragado realizado por la empresa belga Jan de Nul ha sido insuficiente para contrarrestar los efectos de la bajante, ya que la Autoridad General Portuaria limita las profundidades durante estas crisis.
La Bolsa de Comercio de Rosario informó que la carga promedio de los buques ha caído un 6% en comparación con el mismo mes del año anterior, y los niveles del Paraná están en mínimos históricos. En Bolivia, la suspensión de actividades navieras afecta el acceso al Canal Tamengo, vital para la importación y exportación de productos.
En el puerto de Rosario, los niveles de agua apenas superan medio metro, un 74% por debajo de las cifras de la misma semana del año anterior. Esta situación plantea serias preocupaciones para la agroexportación, ya que no se anticipan mejoras en los caudales para los próximos meses.