Bajo el lema “Con San Cayetano aprendemos a orar”, la comunidad de feligreses de parroquia San Cayetano transita su fiesta patronal en el barrio San Roque de Paraná.
En la previa a las celebraciones, Elonce rescató el testimonio de los primeros feligreses y algunos puesteros dedicados a la venta de estampitas, espigas, imanes y llaveritos con la imagen del Santo del Pan y el Trabajo.
“Es una gran alegría porque San Cayetano es una forma de cómo Dios se manifiesta en las personas y la gente acude a él pidiéndole por sus necesidades”, aseguró un colombiano de la Fraternidad Mariana de Teresita, con sede en avenida de Las Américas de Paraná. “Pedimos a San Cayetano por la providencia para las personas que buscan el pan cada día porque la situación es muy compleja en el país y confiamos en que San Cayetano pueda ayudarnos a salir adelante”, confió a Elonce.
En relación a los precios, el puestero detalló que las espigas se venden a 500 pesos y las estampitas, a voluntad; también ofrece cuadro retablos e imágenes para colgar detrás de la puerta a 3.000 pesos y llaveros a 2.500 pesos. Y entre las elaboraciones propias, torta galesa a 10.000 pesos o una porción a 2.500 pesos, licor de dulce de leche y lemonchelo a 4.000 pesos, además de miel y velas votivas.
“Es la primera vez que vengo a la fiesta de San Cayetano porque recientemente vine a vivir a Paraná con esperanzas de trabajo”, completó otro joven extranjero, que vendía espigas a 1.000 pesos cada una.
“Soy devota de San Cayetano porque él era un hombre muy rico que se volvió pobre para ayudar a los pobres; es un ejemplo a seguir porque en el país hay mucha gente que tiene dinero y no ayuda”, sumó María Angélica Flores, histórica vendedora de espigas y estampitas a dos por 1.000 pesos. “La salud es lo primero”, fue el deseo de la puestera que, según confió, no atraviesa por un buen momento en su vida. “No soy de ir tanto a la iglesia pero si soy muy creyente en la Virgen”, destacó.
El testimonio de los fieles
“El Santo es parte de nuestra familia y desde que estamos en el barrio, siempre venimos a agradecer y pedir por los que menos tienen”, aseguró un matrimonio que durante ocho años formó parte de Cáritas y los grupos de oración en la parroquia.
“Es un Santo que cumple lo que promete y la gente tiene fe en él porque es un elegido de Dios; y lo que se pide, lo concede, solo hay que esperar”, sumó otra devota. (Elonce)