La variante Ómicron no da tregua y continúa provocando récord de casos en todo el mundo.
En este contexto, un estudio publicado en la revista científica Journal of Microbiology, Immunology and Infection a partir de los datos recopilados por la Asociación Americana de Gastroenterología (AGA) de los Estados Unidos, identificó el grado de incidencia en aumento que presentaron los cuadros de diarrea, náuseas y vómitos, como síntomas reportados por las personas contagiadas de coronavirus por la variante Ómicron
El análisis permitió ubicar al trinomio de afecciones dentro del listado de patologías claves de la cepa mutante , como los dolores de garganta o pérdida del gusto y el olfato.
"Aunque los síntomas respiratorios predominan en las manifestaciones clínicas de COVID-19, se han observado síntomas gastrointestinales en un subconjunto de pacientes. En particular, algunos pacientes tienen náuseas y vómitos como la primera manifestación clínica de COVID-19, que a menudo las personas pasan por alto", detalla la publicación liderada por Tongyue Zhang.
El estudio descubrió que la enzima convertidora de angiotensina 2 del receptor del huésped (ACE2), que actúa como puerta de entrada a la infección, "se expresa en gran medida en el epitelio gastrointestinal y puede provocar el desarrollo de náuseas y vómitos".
"Crear conciencia sobre estos síntomas y tomar una intervención oportuna ayudaría a las personas a combatir la pandemia. En cuanto a los niños con COVID-19, si bien la mayoría de ellos parecían tener un curso clínico más leve que los adultos enfermos, también se podía observar esta patología en pacientes pediátricos con cierta proporción", continúa el paper.
El estudio publicado en Journal of Microbiology, Immunology and Infection demostró además cómo en algunos pacientes con COVID-19 positivo por la variante Ómicron presentaron náuseas y vómitos durante la hospitalización, "lo que puede estar relacionado con los efectos adversos de los tratamientos".
"Después de recibir remdesivir, 2 de los primeros 7 pacientes hospitalizados con COVID-19 presentaron náuseas, que no se habían observado antes de la aplicación. Un ensayo aleatorizado y controlado realizado por Cao et al. incluyó 199 pacientes hospitalizados con COVID-19 grave, de los cuales 99 recibieron tratamiento a lopinavir/ritonavir y 100 al grupo de atención estándar durante 14 días", repasó.
Como consecuencia, hubo un 9,5 % (9/99) con náuseas y un 6,3 % (6/99) con vómitos, mientras que no hubo nadie que tuviera náuseas/vómitos en el grupo de atención estándar.
"Los eventos adversos gastrointestinales fueron los más comunes y fueron la razón principal para interrumpir el tratamiento completo de 14 días", concluyó