Imposible que no tiemble el piso de las emociones al escuchar el Himno en otro país. Y si la escena se completa con el izamiento de la bandera argentina al lado del escenario de la zona internacional de la Villa Olímpica, ¿cómo no contagiarse de la alegría que tenían los deportistas nacionales que a las 19.23 se sintieron bienvenidos a Río 2016 y se fueron bailando de la ceremonia? Con el seleccionado de boxeo completo danzando con el grupo de 25 bailarines que movían las caderas y los miembros como sólo lo hacen los brasileños.
"Mi placer es enorme al darle la bienvenida a la delegación de mi tierra", fueron las palabras de Mario Cilenti, el santafesino director de la Villa. Y se abrazó con Diego Gusmán, el jefe de misión.
Detrás de un cartel con la sigla "ARG" se alineaban los deportistas: Los Leones del hockey sobre césped, La Garra del handball femenino, los gimnastas Ailén Valente y Nicolás Córdoba, los remeros Lucía Palermo y Brian Rosso, los tiradores Federico y Melisa Gil, y Fernando Borello, la esgrimista Belén Pérez Maurice y los reyes de la buena onda: los boxeadores Alberto Melián, Yamil Peralta, Fernando Martínez, Alberto Palmetta, Ignacio Perrín y el boxeador entrerriano Leandro Blanc.
La ceremonia se la perdieron el nadador Federico Grabich, en pleno entrenamiento, Los Gladiadores del handball -en viaje desde el aeropuerto hasta la Villa- y quienes llegaban en la madrugada: las tiradoras Amelia Fournel y Fernanda Russo, y el ciclista Maximiliano Richeze.
"Después de entrenarse duro durante tantos días de sacrificio, su sueño se hizo realidad. Nuestra tierra es su tierra. Buena suerte", les dijo el líder del grupo artístico de la ceremonia a los argentinos, que compartieron el momento con los cameruneses, suecos y malteses.
"¿Es real? ¿Qué hay detrás de la puerta?" Con estas dos preguntas había comenzado la ceremonia. Los atletas argentinos ya saben la primera respuesta. Sí, esto es real. La respuesta a la segunda pregunta la tendrán que construir durante los Juegos. A eso vinieron. A averiguar qué hay detrás de esta puerta olímpica.