El argentino Marcos “El Chino” Maidana no pudo tomarse revancha del campeón e invicto estadounidense Floyd Mayweather, quien lo venció esta noche en Las Vegas por puntos en fallo unánime, reteniendo así los títulos de peso welter de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), además del superwelter del (CMB).
Maidana arrancó la pelea con prudencia y con intensidad. Se adueñó del centro del ring ante un Mayweather agazapado, prolijo. El argentino de Margarita se llevó el primer round con un par de golpes muy francos. .
Estuvo más claro el boxeador de Michigan en el segundo asalto. Con movilidad, con precisión, con velocidad, lo desbordó al Chino. Ya en el tercero, con la constancia de Maidana, se emparejó el combate. Hubo un golpe clave, un derechazo justo después de la campana, que desestabilizó al estadounidense. Pero no valió para las tarjetas, claro.
Se notó el desgaste de Maidana en el cuarto round, tras un intenso ida y vuelta. Intercambió el protagonismo, buscó el golpe por golpe. Pero no le alcanzó para vulnerar a un rival impecable al momento de contraatacar. Algo parecido sucedió en el quinto, dominado por Mayweather, abrazado a su oficio.
Los detalles de lucimiento de Mayweather comenzaron a aparecer en el sexto. Lo dominó desde la estretegia, desde la paciencia, desde la jerarquía. Incluso sin golpes relevantes. En el séptimo, territorio de neutralidad, no hubo grandes ataques. Se observaron, se analizaron, se esperaron.
El octavo round fue el de la polémica. Hubo un episodio traumático para Mayweather y para la pelea: el argentino le mordió el guante. El estadounidense se quejó y el árbitro Kenny Baylees detuvo la pelea por un instante. Nadie entendía nada en el estadio.
Mayweather, sin lucirse, mantuvo su dominio dosificando riesgos. Se mantuvo lejos del alcance de Maidana y procuró golpear de contraataque. Y aunque lo logró poco, se llevó el round. En el décimo, para colmo, el argentino sufrió el descuento de un punto por una actitud antideportiva (un empujón con el codo que hizo tropezar al local).
Los últimos dos asaltos se parecieron mucho a la continuidad de una conveniencia para Mayweather. A Maidana le quedaba sólo una chance: un puñado de golpes para noquear. No pudo ser. Fue, buscó, intentó. Pero el local lo manejó con oficio y con una contra precisa. Así le alcanzó para ganar sin lucirse, para consolidar su condición de imbatible.