El entrenamiento en la cancha de fútbol sintético indoor de St. George's Park trajo novedades más que importantes de cara al partido del domingo frente a Namibia en Leicester. Con la clasificación a los cuartos de final casi en el bolsillo, un pasaporte que incluso podrían asegurarse Los Pumas 48 horas antes si Tonga no vence con punto bonus a los All Blacks, Daniel Hourcade dispuso un primer equipo titular con cuatro modificaciones en los tres cuartos y con los mismos ochos forwards que arrancaron el partido ante los tonganos; los medios, en tanto, siguieron la corriente de los backs y el entrenador tucumano decidió cambiar a los dos.
De esta manera el seleccionado argentino formaría con Lucas González Amorosino; Matías Moroni, Santiago González Iglesias, Juan Pablo Socino, Horacio Agulla; Juan Martín Hernández, Tomás Cubelli; Leonardo Senatore, Juan Martín Fernández Lobbe, Pablo Matera; Tomás Lavanini, Guido Petti; Ramiro Herrera, Agustín Creevy y Marcos Ayerza. Primero los delanteros y los tres cuartos por separado, esos fueron los 15 que se movieron sin la pechera amarilla que identifica a los suplentes. De esta manera González Amorosino iría por Tuculet, González Iglesias por Cordero (Moroni, el único que quedaría adentro pasaría de wing), Socino por De la Fuente, Agulla por Imhoff, Hernández por Sánchez y Cubelli por Landajo. Seis cambios y Mundial para todos ya que Socino es el único que todavía no tuvo acción en el torneo y todo parece indicar que arrancará de entrada en su debut en este tipo de torneo.
Tanto Hourcade como Raúl Pérez ayer habían hablado de que Argentina saldría a jugar con el mejor equipo posible ante los namibios. Pero el staff no come vidrio: sabe que el adversario que se viene es el más sencillo del grupo y que lo realmente importante pasará una semana más tarde en los cuartos de final de Cardiff.
En cuanto a los lesionados, todos con desgarros, buenas y malas noticias. Hernández -quedó claro- está totalmente recuperado, Nahuel Tetaz Chaparro hizo movimientos diferenciados y corrió alrededor de la cancha junto al kinesiólogo Lucas Toro y Juan Manuel Leguizamón apenas jugó con una pelota en sus manos durante la hora y media que duró la práctica. El santiagueño es una gran incógnita.