Estas revelaciones las dio a conocer a la revista Globe Danny Benaim, el empresario israelí a cargo de la organización del partido y quien está tiene un gran vínculo con Jorge Messi, el padre de Lionel. Entre las peticiones se encuentra llevar un sacerdote particualr para celebrar una Misa en Jerusalén, reservar entre ochenta y noventa habitaciones en un hotel de lujo (para los jugadores y también para cerrar los pisos cercanos a donde se hospeden, por seguridad), un lugar privado para entrenar, dos millones de dólares de cachet y un avión privado para que busque al equipo en Barcelona -donde hará parte de la preparación- y que luego del juego los traslade directamente a Rusia.

Además, por el lado de la Selección el contrato obliga a que Messi, el Kun Agüero y Ángel di María jueguen un máximo de 60 minutos cada uno, para poder disfrutarlos un rato largo en cancha pero no exigirlos a fondo antes de la Copa del Mundo.