El reloj marcaba los 81 minutos del clásico catalán. Ese instante pareció detenerse para siempre. Una imagen que dejó de ser un cambio más para entrar en la historia grande del fútbol. Fue un 16 de octubre de 2004, cuando Frank Rijkaard decidió cambiar a Deco en un partido contra Espanyol, en el Estadi Olímpic de Montjuïc, y eligió a un tal Lionel Messi para que juegue los minutos finales del triunfo blaugrana por 1-0. La Pulga tenía sólo 17 años y 114 días y tenía su estreno oficial. Un año antes, ante Porto, había tenido su debut en un encuentro amistoso.
Después, ya es historia conocida. Levantó ocho Ligas, cuatro Champions League, cuatro Copas del Rey, siete Supercopas de España, tres Supercopas de Europa y tres Mundiales de Clubes, además se reconocido con cinco Balón de Oro. Un coleccionista de títulos.
Más allá de las últimas lesiones, sus números impresionan. El crack rosarino parece moverse con el mundo del fútbol como si tuviese una lapicera en la mano y su trabajo pase por completar casilleros. Ante el fantasma de que quede algún tema pendiente, Leo va y lo termina. A su manera, deja atrás los récords. A los 29 años, tiene números de veterano y va por más. Insaciable, ya es el máximo goleador de la selección argentina, de Barcelona, del clásico ante Real Madrid y de la historia de España.
Sus marcas se cuentan por decenas y hasta hay algunas, como las de cantidad de tripletes, que hasta resultan absurdas en el repaso histórico. Sus goles obligan a un permanente revisionismo estadístico. Le sucedió en Barcelona, en la Liga de España, en la Liga de Campeones y hasta con su marca de gritos anuales. Siempre obligó a recontar. Y siempre superó los viejos números, corregidos o no.
Tiene el récord de goles en un mismo año calendario, cuando en 2012 anotó 91 tantos, con 79 gritos en Barcelona (mayor cantidad de goles anotados en un año a nivel clubes) y 12 en la selección argentina (igualó a Batistuta en goles en un año y mantienen la marca nacional). Además, se transformó en el primer jugador en convertirle goles a todos los equipos de un torneo de Primera en una misma temporada (Liga de España, 2012/13).
Pero entre tanta marca, la deuda aparece en la Champions League. En la carrera mano a mano con Cristiano Ronaldo, ambos sacaron varios cuerpos de ventaja en la tabla histórica, pero el portugués es quien está un paso adelante. Atrás quedaron los goles de Raúl, Van Nistelrooy o Shevchenko. Cifras que parecen de otro certamen si se las comparan con los gritos de CR o los de Leo.
Un paso aún mayor parece ser la de ser el máximo goleador de todos los tiempos. Con 519 goles entre Barcelona y la selección, todavía parece lejana la cifra del checo Josef Bican, mayor goleador de la historia con 805 goles. Le siguen Romario (772), Pelé (767), Ferenc Puskas (746), Gerd Müller (735), Ferenc Deák (576), Uwe Seeler (575), Ernst Willimovski (554) y Eusebio (552). Messi los persigue, en silencio, sin obsesiones.
Más allá de los reproches por la falta de títulos con la Argentina en la selección mayor, los números hablan por sí solos. Donde aparece un récord, él va y lo pulveriza. Mientras reescribe, partido a partido, todos los libros de la historia del fútbol.