La imagen asustaba. Lionel Messi yacía en el campo de juego con la boca llena de sangre a los 21 minutos. ¿Qué había pasado? La televisión aportó claridad con las repeticiones: la Pulga había disputado una pelota con el lateral brasileño Marcelo, quien dejó su codo arriba y lo impactó en la boca. Messi quedó tendido en el suelo y azorado por la situación. Después lo atendieron y continuó en el juego, pero con una molesta gasa en la boca.
Apenas cuatro días antes, en el 0-0 contra Juventus en el Camp Nou que significó la eliminación de Barcelona de la Champions, también Messi sufrió una herida cortante cuando cayó al suelo y raspó su pómulo contra el césped. En ambas ocasiones continuó jugando.
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