Abrazos, festejos. La Academia tiene licencia para festejar. Le robó la punta del campeonato a River ganándole en su cancha y ahora está puntero solito. Racing enterró esa sensación de que este clásico lo perdían viendo la camiseta y mira a todos desde arriba.

¿Ganó bien? Sí. Aunque no le sobró nada, casi no pateó al arco, no jugó un futbol vistoso ni tiró fantasías para aplaudir. Racing debió trabajar muchísimo para superar a esta versión B de River y terminó festejando su gol por un blooper defensivo en el que Funes Mori terminó metiéndola en su propio arco.

River intentó bien en el arranque del partido. Tuvo un mano a mano tras una gran jugada de Solari que le tapó Saja. Después Driussi no le acertó al arco cuando tenía para meterla. Los chicos proponían intensidad y concentración pero se fueron desdibujando y el gol en contra los dejó golpeados.

Racing no hizo mucho más durante un largo tiempo. El esfuerzo de Videla, la clase de Milito para generar espacios, algún arranque de Centurión y el insistente Bou llevaron el partido hacia el lugar en el que pensaba la Academia. River, apurado por la desesperación, hasta se jugó con el regreso de Cavenaghi. Luchó para no perder la punta pero las ideas no le llegaron nunca. Entre los nervios por la responsabilidad y la falta de precisión, terminaron tirando centros que no generaron peligro.

El título de campeón depende pura y exclusivamente de Racing. El sueño de la Academia es posible. Un triunfazo clásico era necesario.