Así como el mito Maradona se construyó en una cancha de fútbol, el Maradona ser humano se remienda en habitaciones de terapia intensiva. Es en un quirófano donde el ídolo se lame las heridas de la vida. Los médicos, que se la salvaron en Punta del Este y en Buenos Aires, lo operaron el martes de un hematoma en la cabeza, un lunar en una tomografía de control. Un día después del bisturí, Diego no tiene secuelas neurológicas y sorprende a los profesionales con su evolución. La imagen del festejo de sus 60 años en la cancha de su Gimnasia, haciendo denodados esfuerzos para mantenerse en pie, quedará como un reflejo de la lesión que requirió la cirugía.
"Limpiar el cuerpo", es la frase que usan cerca del Diez para graficar lo que viene. Eso no tiene que ver con las adicciones del pasado, sino con las medicinas que recibía. Algunas contaminaron su organismo. Por eso su médico de cabecera, Leopoldo Luque, hizo especial hincapié en los valores hemodinámicos de la sangre del Diez. Un objetivo es corregir la anemia. Pero para eso se necesita estar un tiempo rodeado de médicos. Menos posteos en Instagram y más controles. Maradona, un futbolista único, también es un paciente único. Y por más que le hayan salvado la vida varias veces, su lugar en el mundo no es el hospital, sino su casa. O, más bien, una cancha de fútbol.
El problema, entonces, es que Diego entienda que tiene que guardarse. Hacer reposo, descansar. Limpiarse. Comer bien y así dejar atrás uno de los síntomas que más preocupó a quienes lo siguen de cerca en los últimos días: la falta de apetito. Cerca del entrenador tripero coinciden en que era importante que el astro fuera operado. Sienten que la evaluación y el monitoreo es "paso a paso y día a día".
Con respecto al futuro, dos días en la Clínica Olivos (se cumplen hoy) es el tiempo mínimo. Coinciden en que una semana sería el plazo ideal para quitar del cuerpo del Diez esos medicamentos que ya no hacen efecto y aquellos otros que son tóxicos. Eso habían empezado a hacer en Ipensa, la clínica platense a la que acudió el lunes. La tomografía de control los obligó a un volantazo. El quirófano. El hematoma subdural. La operación y la terapia intensiva.
"No sabemos adónde", es la respuesta sobre el posoperatorio. Está claro que si Diego quiere, se hará en la clínica donde fue intervenido. Pero ya no depende del Maradona paciente, sino del ser humano. De su carácter, muchas veces volcánico. Ese monitoreo constante al que está sometido el paciente más famoso del país hizo que Luque, su médico, dialogara con la prensa y entregara buenas noticias ayer a la tarde: "Está bajo un control de terapia intensiva. Las complicaciones surgen muy pronto, las primeras 24 horas son las críticas, eso no sucedió y estamos contentos", contó el neurocirujano en la puerta de la clínica Olivos. Luque, tal como aseguran quienes están cerca del Diez, dijo que era "muy pronto" para pensar en cuándo será dado de alta Maradona.
Hay una diferencia entre esta internación de Maradona y las anteriores. Esta vez, la palabra "entorno", tan gastada para referirse a quienes orbitan en torno al astro, está atomizada. No hay una sola persona que lleve la voz cantante y decida qué hacer. Diego tiene, además, más hijos reconocidos, como Jana y Diego Junior. Ellos se suman a Claudia Villafañe, Dalma y Giannina, e incluso a Verónica Ojeda y Diego Fernando, el hijo que tuvo con Maradona. O incluso su hermano, Hugo. Pero también están su apoderado, Matías Morla, y otro abogado, Víctor Stinfale. Más allá de los nombres y de quienes lo rodeen, el lugar en el mundo de Diego hoy es Brandsen. Y al día de hoy hará su recuperación allí, en un country cercano a la Ruta 2 y, también, en camino directo al predio de Estancia Chica, donde se entrena Gimnasia, su equipo.
"Diego ama a Cuba, ayer hablé con el hijo de Fidel Castro. Tanto Venezuela como Cuba son países amigos para que Diego esté, pero Diego está con la cabeza en Gimnasia. Diego va a seguir siendo técnico de Gimnasia, porque la parte cognitiva no se vio nunca afectada", recordó Morla, en su paso por la clínica en la que Maradona está internado.
E informó que la salud del astro es cuestión de Estado en varios países, además de la Argentina. "Gracias a todas las personas que se comunicaron por la salud de Diego, desde el Presidente de la Nación, Alberto Fernández, el presidente Nicolás Maduro (Venezuela), la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, Axel Kicillof y todas las autoridades de la Nación. Así también Evo Morales y todos los mandatarios de Latinoamérica que están preocupados por la salud".
En Gimnasia esperan al ídolo para que vuelva a señalarles el camino. Entrenador y club se enamoraron hace más de un año. "Lo único que vamos a hacer es acompañar el proceso de recuperación: lo fundamental es que clínicamente esté bien. Volverá cuando cuente con el alta para trabajar y tenga la energía para hacerlo. Nosotros no ponemos fecha porque lo importante pasa por otro lado. Ojalá pueda estar pronto en Estancia Chica, pero si hay que esperar lo haremos sin ningún problema. Pienso que esta internación le puede servir para volver mucho mejor", le dijo el presidente de Gimnasia, Gabriel Pellegrino, a La Nacion.
Alejandro Ferrer, secretario general del Lobo, es el dirigente que más cerca estuvo del cuerpo técnico en los últimos meses. Ante la consulta de este diario por el futuro, opinó: "Estamos preocupados, pero a la vez confiados porque Diego siempre tiene una gambeta más. Esperamos que la recuperación no sea tan larga, aunque no ponemos plazos y lo vamos a esperar todo lo que haga falta. Lo que más queremos es verlo bien. Fue un cimbronazo, pero ya miramos hacia adelante. Desde lo institucional haremos fuerza para que se recupere y estamos a disposición de la familia. Y desde el plantel le van a querer regalar otro triunfo porque seguramente el domingo Diego va a estar mirando por televisión", anticipó Ferrer. Los hinchas apostados en la clínica donde está Maradona, mucho más pasionales, sintetizaron el sentimiento tripero en un grito que lo dice todo: "¡Diego!, ¡querido!, ¡el Lobo está contigo!".