Diego Maradona no se murió un día cualquiera. Fue el mismo día que Fidel Castro, el líder revolucionario que llevaba tatuado en el cuerpo. El vínculo entre el ídolo popular y el máximo referente junto al Che Guevara de la Revolución Cubana era harto conocido, así como la veneración del diez por Fidel. Para muchos, que ambos hayan muerto el mismo día puede hasta no ser una casualidad.
El primer encuentro entre Castro y Maradona se produjo en 1987, en una visita oficial del jugador a la isla del Caribe. Ese fue el primero de una serie de viajes donde, con mayor o menor permanencia, Maradona fue tratado por su consumo problemático de drogas y otras tantas afecciones de salud, y donde forjaron una amistad.
La admiración de Diego no era solo por Castro, aunque quienes fueron testigos de esos años y encuentros aseguraron que el futbolista decía asiduamente que el líder revolucionario era su "segundo papá".
Cuando Diego pasó cuatro años viviendo en La Habana fue cuando esa relación se afianzó. "Fidel me llamaba a las dos de la mañana para hablar de política, o de deporte, o de lo que se diera en el mudo, y yo estaba dispuesto para hablar", había recordado el ex Diez sobre ese tiempo habitando la isla.
Sus fotos junto al líder, entre habanos y pelotas de fútbol, son verdaderos íconos de ese vínculo que llegó a ser tan fuerte, que Maradona se tatuó el rostro de Fidel en una de sus piernas. El propio Diego contó que cuando le mostró a Fidel el tatuaje, el líder le había dicho graciosamente: "¿Qué hiciste, loco? Pero yo estoy mejor que el del tatuaje".
Pero la veneración de Diego no fue solo por Fidel. La experiencia de la Revolución Cubana, y sus otros líderes como Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos fueron parte esa relación con la isla. Y tal es así que además de llevar la imagen de Fidel, también exhibía con orgullo la del Che en el brazo derecho.
En 2016 cuando el líder revolucionario murió a los 90 años, Maradona estaba en Zagreb, donde la Argentina disputaba la final de la Copa Davis con Croacia. Desde allí y sin medias tintas, dijo: "Después de las muertes de Tota y mi viejo, es el dolor más grande que tengo".
Hacía tres años que Maradona se había encontrado por última vez con Fidel, e incluso recordó en una entrevista que durante esa visita a la isla, el líder le había preguntado si había ido a despedirse. "No, maestro, le dije. Y me largué a llorar porque quizás tenía más razón él que yo", había contado el propio Maradona de ese encuentro.
Lo cierto es que la historia dice es que ese encuentro de 2013 fue la despedida. Maradona volvió a la isla en diciembre de 2016 para visitar la tumba del líder. "Soy un soldado cubano", dijo en ese momento. Casualidades o no, el 25 de noviembre del año pandémico que tanto conmocionó el mundo, el mismo día que Fidel, Maradona murió y volvió a conmocionarlo.