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El presidente del Comité Olímpico Argentino se va en 2021: "Quiero un COA moderno, con gente joven"

"Hay que empoderar a los que vienen y seré un soldado que seguirá luchando por el bien de los atletas", así Gerardo Werthein anunció que el año que viene deberán elegir nuevo presidente.

29 de Octubre de 2020
Werthein estará en el COA hasta el 2021.

"Señoras y señores, antes de comenzar a tratar los temas en cuestión, quiero comunicarles una decisión personal que he tomado: no me voy a postular a un nuevo mandato como presidente del Comité Olímpico Argentino. Quiero ver un COA moderno, con gente joven. Hay que empoderar a los que vienen y seré un soldado que seguirá luchando por el bien de los atletas". Con estas palabras, Gerardo Werthein les anunció este miércoles a la tarde a los miembros del Consejo Ejecutivo del COA que en agosto o septiembre de 2021 deberán elegir a un nuevo presidente. Y estalló la bomba nomás.

 

Lo pensó durante un par de meses, como para evaluar bien las consecuencias. En silencio, con la almohada. Y cuando tomó la decisión, se sintió liberado. Sin reproches. Lo que no calculó es que semejante noticia dejaría descolocados a los casi 70 participantes de la reunión virtual, que se quedaron primero boquiabiertos y luego le pidieron que recapacitara y siguiera. Al cabo, no hay impedimento reglamentario.

 

"¿Con qué autoridad moral puedo volver a presentarme si lo que quiero es empoderar a los jóvenes? No quiero parecerme a ningún dirigente del pasado sino ser alguien que piensa en el futuro. No creo en perpetuarse en un cargo ni en quedarse para siempre atado a un sillón. Sueño con que el COA se transforme en un lugar donde los atletas estén más representados", le cuenta Werthein a Clarín poco después de la noticia que sacudió al olimpismo argentino.

 

El poderoso empresario de 64 años, relacionado con el deporte gracias a la equitación, llegó al frente del Comité en 2009 tras la renuncia de Julio Cassanello, en una votación que le ganó por 34 a 24 a Alicia Masoni de Morea. Fue reelecto en 2013 y en 2017, y si hubiera querido seguramente habría continuado por un período más. Pero prefirió dar un paso al costado y ahora habrá un año para construir la sucesión.

 

"Doce años es suficiente tiempo a cargo del COA y ahora tiene que venir otro. Si me quedo, no estaría haciendo lo que creo que se debe hacer en esta institución. Nadie se puede arrogar el hecho de ser el único. El cementerio está lleno de imprescindibles", explica, a sabiendas de que no iba a tener oposición.

 

"Mis principios están por encima de mis derechos. Es más, en el proyecto de estatuto nuevo del COA, que debe ser analizado por las federaciones, propongo que el presidente pueda ejercer durante un máximo de tres períodos consecutivos, igual que en el Comité Olímpico Internacional. Y que luego no pueda volver más a ser presidente", aclara Werthein.

 

Los debates por el nuevo estatuto propuesto serán arduos, porque hay varios temas en juego, que causan no poca polémica, sobre todo en miembros tradicionalistas, para quienes ser miembro del COA es símbolo de status. La limitación de edad para ocupar cargos (75 años) es una cuestión que genera asperezas. "El mérito para ocupar un cargo no debería ser la edad sino lo que vos hacés por el deporte", explica Werthein.

 

Y un tema decisivo que analizarán las federaciones es la propuesta para achicar la disparidad de género en los cargos. Werthein promueve que cuatro de los once miembros de la Mesa Ejecutiva del COA deban ser mujeres, cuando hoy solamente está la vicepresidenta Masoni de Morea. Además, a los atletas los deberán representar, según este proyecto, un hombre y una mujer.

 

"Quiero promover un cambio hacia un mundo más moderno con el ejemplo. No hubiera estado bien este proyecto si yo me quedara como presidente. Steve Jobs está muerto y ese sí que era importante. Siento que hice lo correcto, porque la inercia te lleva a querer quedarte para siempre. Pero no me retiro, eh. Voy a laburar como loco a la par de quien lidere en pos de los atletas", dice Werthein, quien como miembro del COI tendrá un lugar asegurado en la Mesa Ejecutiva.

 

"No es que deje el COA por mi función en el COI, sino que pienso en el futuro con una visión profundamente democrática. Hay que renovarse. Tiene que sumarse gente y la gestión tiene que pasar a estar en un equipo joven", añade.

 

Según pudo averiguar Clarín, Werthein tomó por sorpresa a todos en la reunión virtual. Y hasta hubo asombro en las oficinas del COI en Lausana, donde se preocupó por avisar, escuchar insistencias y reafirmar su compromiso.

 

Ni Mario Moccia, secretario general del COA, vicepresidente de Panam Sports y quien podría ser el sucesor natural de Werthein, sabía de esta decisión tomada. Al presidente hubo algunos que le insistieron para que lo repensara. No hubo caso. Y en algunos deportistas se generó inquietud por el futuro.

 

Es lógico. Los atletas ven en Werthein a un empresario tan apasionado como hábil para meterse en el barro con la rosca política que derivó en la creación del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD), vital para el apoyo a los deportistas y desfinanciado presupuestariamente desde el gobierno de Mauricio Macri. Por su decisión de no seguir al frente del COA, cuando haya otro presidente él podría continuar en el directorio del ENARD, pero no podría ser más su titular.

 

"Está muy bien, porque si no parece que el ENARD fuera mío cuando es de los atletas y nosotros somos administradores ocasionales. Seré guardián para que no se hagan macanas y que la política no se meta", afirma.

 

Claro que también el poder acumulado por el éxito de los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 y su elección como miembro del Comité Ejecutivo del COI impuso respeto y en algunos casos temor en algunos atletas, quienes a veces por no decir que "no" tomaban decisiones deportivas que no los favorecieron. Su palabra siempre fue escuchada como decisiva, por más que el dirigente crea en el trabajo en equipo. El poder es así.

 

"Siento que voy a extrañar esto, pero hice algo que está muy bien. Dejaré un COA superavitario, sin deudas y con reservas, porque así lo manejé -añade-. No quiero ser un presidente que se quede toda la vida en una institución. El COA no es una concesión política sino que es el que gestiona el deporte olímpico en el país. Voy a ser el guardián para que se sigan haciendo bien las cosas y haya transparencia".

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