Treinta vehículos habían llegado al campamento de Chilecito cuando la Duster número 334 transformó a Facundo Ardusso y su copiloto Gerardo "Chicho" Scicolone en los primeros argentinos en aparecer en escena. Así completaron un nuevo paso en esta disputa que el santafecino está ganándole al Dakar en su debut absoluto en el cross country.
Luego de dormir apenas cinco horas en Salta y a la espera de la asistencia, Arduso buscó rápidamente combustible en pos de su gran objetivo: vencer todas las adversidades y completar el Dakar. A pesar del cansancio luego de los casi 1700 kilómetros recorridos en los últimos dos días, Ardusso agradecía cada saludo, aceptaba cada pedido de foto y respondía con una sonrisa a cada gesto de apoyo antes de almorzar en el bivouac sanjuanino.
"En la etapa 3, después de encajarme en las dunas, pensé «¿qué m... hago acá y no estoy en la pileta del club en Las Parejas?». Nunca había agarrado una pala en mi vida, pero aparecieron muchos tucumanos y me dieron una mano. Y a los 15 kilómetros me encajé de nuevo, pero aparecieron José Luis Di Palma, Roberto Navirt y Ariel Jaton y me ayudaron. Después de eso empecé a disfrutar la carrera", comentó a <i>La Nación</i> el piloto de 28 años mientras disfrutaba unos mostacholes.
"Nada de lo que imaginé era como finalmente fue. Es mucho más difícil. Tuve que ir adaptándome a una carrera muy complicada en lo físico y lo mental. Las exigencias son muy superiores a lo que había pensado, pero hay que encarar los desafíos y eso me motivó muchísimo", relató Ardusso, que antes de afrontar el Dakar tuvo apenas tres horas en la Duster en una prueba en Asunción y dos eventos promocionales.
Facundo, que fue 3º en Turismo Carretera en 2014 y 2015 con Dodge, se mostró preocupado por la suerte de las ciudades jujeñas Volcán y Tumbaya, que sufrieron aludes. "La competencia es muy linda pero esa gente sufrió mucho, y espero que pronto se recupere", enfatizó. Y repasó lo hecho hasta el momento: "Si volviera a empezar este Dakar lo encararía aun con más tranquilidad. Por ejemplo, en la etapa 3 tras un prime inicial de rally y uno segundo veloz de tierra y barro, encaré con mucha agresividad los primeros kilómetros en arena. Le bajaría un cambio más a lo que hice".
Mientras analizaba la hoja de ruta con Scicolone, que también busca terminar por primera vez el Dakar pero ya en su sexta participación, Facundo comentó sus sensaciones al volante: "Todo fue complicado, pero nada definitivamente complicado. Lo que más me cuesta perderle el respeto a la piedra; en tierra y arena me siento mejor... Es cuestión de confianza y de horas en la Duster. Físicamente, el frío, el calor, la altura, todo me afecta igual".
Ardusso no dejaba de impresionarse por la atracción que genera la carrera a su paso: "Si bien estoy en dos categorías muy populares (TC, la más popular, y Súper TC 2000), me soprendió que en el Dakar a la gente la fascina que el auto pase delante de su casa, y también que se ponga en la ruta a ver pasar los autos despacio en los enlaces", contó. "Encontré en Bolivia un público muy amable; pararon el país por el Dakar. En Paraguay se vivió la adrenalina de la primera vez y de la largada. Y en Argentina la pasión es incomparable con cualquier otra. Es popular como el TC y más popular que el Súper TC 2000", comparó.
La tarde caía y el viento a la sombra daba un respiro en medio de los casi 35 grados en esta ciudad sanjuanina. Ardusso se reencontró con su asistencia, a la que había despedido en Salta y que es liderada por su compañero Emiliano Spataro, que desertó con la otra Duster en la tercera etapa, camino a Jujuy. Y Facundo aprovecho el momento para expresar su admiración por el piloto emblemático de Renault: "El objetivo era que los dos llegáramos, pero Emi tuvo que abandonar. Fue muy triste para todos. Me encantó el gesto que tuvo luego. Demostró que es un gran líder, porque se puso la camiseta y arrastró con ganas a todos. Disfruto muchísimo su apoyo y que viva con tanta pasión esta carrera pese a la gran frustración".
El último enlace, de Río Cuarto a Buenos Aires, pasará a 17 kilómetros de su pueblo natal, Las Parejas. Sin embargo, el santafecino no quiere todavía ilusionarse, sino que pretende ir etapa por etapa: "Me encantaría festejar ese momento porque ha despertado mucho interés en la ciudad esta competencia. Pero falta mucho y no quiero emocionarme desde ahora, porque soy bastante maricón para eso. Voy a tratar de vivir el minuto por minuto, que es muy interesante", advirtió, antes de tomar su teléfono para agradecer cada apoyo en redes sociales.
Más adelante vendrá el tiempo de pensar en el 2017 de pista, con el nuevo proyecto de Renault para TC (con Torino) y la continuidad en la marca del rombo en Súper TC 2000. Pero el presente es tierra, piedra y dunas. Es decir, Dakar. "Creo que lo haría de nuevo, pero habrá que ver. Por lo pronto, ahora estoy disfrutando mucho más que lo que sufrí al principio. Ése es un punto en favor para volver a hacerlo", pensó, a tres pasos de cumplir su anhelo. Tan cerca, y tan lejos a la vez.