La victoria por 1 a 0 de la Selección Argentina frente a Brasil en el marco de los Octavos de Final de la Copa del Mundo disputada en el Italia en 1990, es unas de las más recordadas festejadas en nuestro país, no sólo por tratarse de haberle permitido al equipo que entonces conducía Carlos Salvador Bilardo avanzar en el certamen, además de ser un Clásico Sudamericano, sino también, y fundamentalmente, por lo que costó.
Aquella calurosa tarde del 24 de junio, en Turín, la Albiceleste fue ampliamente superada por el rival, que apenas comenzó el encuentro, contó con numerosas chances de gol. Por fortuna para el representativo nacional, la figura del arquero argentino, Sergio Goycoechea, la fortuna, los palos y la falta de precisión de los hombres de la Canarinha, hicieron que el primer tiempo finalice sin goles.
Así lo recuerda el entrerriano Jorge Burruchaga, quien vivió, y sufrió, aquel cotejo dentro del campo de juego. "Si no era el palo, era Goyco, o ellos que fallaban, se querían matar. Tuvimos suerte ese primer tiempo. Brasil nos peloteó", reconoció el oriundo de Gualeguay.
Al llegar el descanso, se dio uno de los entretiempos más insólitos. El Doctor Bilardo se mantuvo 14 minutos en silencio, hasta el instante en que sonó la chicharra para regresar la campo y dio su única indicación. El Narigón abrió la puerta del vestuario y les pidió: "Si quieren ganar, no se la den más a los de amarillo". No hacía falta decir más.
El inicio del complemento fue en la misma tónica que la etapa inicial. Los primeros diez minutos fueron de asedio por parte del Scratch, que incluyen los otros dos bombazos en los palos. Careca, en un centro cerrado desde la izquierda, encontró el travesaño, tras un manotazo Goyco, y de ese rebote, un bombazo de Alemao, otra vez chocó contra los guantes del Vasco y el palo izquierdo. Desde ahí, con Brasil sumido en una mezcla de cansancio e impotencia, Argentina empezó a creer que podía, y el dominio se emparejó.
"Bilardo nos había dicho que íbamos a tener una sola bala. Y que la supiéramos usar. Y en el segundo tiempo mejoramos. Yo tuve un tiro desde afuera, que el arquero sacó abajo", trae a la memoria el gualeyo al referirse a un disparo suyo desde el borde del área, que se metía junto al palo derecho a los 16 minutos, justo antes de que entrara Gabriel Calderón.
Lo que siguió es historia conocida. La apilada de Diego Maradona, la asistencia del Diez a Claudio Caniggia, la gambeta del Pájaro al arquero Taffarel y el gol que le dio a la Albiceleste el pasaje a los Cuartos de Final, dejando para siempre un recuerdo imborrable al obtener un triunfo en un partido que se preveía como una tragedia y finalizó con una de las alegrías más grandes para el pueblo futbolero argentino.