Noche emotiva la que se vivió en el Bosque, donde Gimnasia y Esgrima La Plata se impuso por 2 a 0 ante Newell's como local y volvió al triunfo tras nueve fechas, en lo que fue el último partido del interinato de Hernán Darío Ortiz. Pero lo más fuerte que lo que pasó apenas terminó el encuentro, cuando el ex entrenador de Atlético Paraná se fundió en un emotivo abrazo con Nicolás, su hijo, que debutó en este juego y como además marcó el primer tanto del partido.
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En la conferencia de prensa del viernes, el Indio le habían preguntado por el inminente estreno de Nico y replicó: "Ortiz es un jugador más dentro de la cancha. Sólo en mi casa es mi hijo".
Si bien ha jugado y dirigido en otros equipos, entre los que tuvo un reciente paso por el Gato, la vida futbolística de Ortiz gira en torno al Lobo, donde es ídolo. Primero estuvo como jugador entre 1989 y 1996. Y más tarde trabajó en las inferiores del club. En abril del 2011 agarró la Primera como interino, tras la renuncia de Cappa. Se quedó hasta el final de ese torneo, en el cual Gimnasia descendió. Posteriormente siguió su carrera de entrenador en Boca Unidos y en Estudiantes de San Luis (haciendo dupla con Pablo Morant).
Pero en noviembre del 2015 retornó al Tripero, dirigiendo a la Sexta. Al año siguiente estuvo en el Decano paranaense, aunque en enero del 2018 se sumó a la secretaría técnica de Gimnasia. Tras la salida de Sava, agarró el fierro caliente una vez más, y ayer tuvo, antes de su partida, una recuerdo que guardará para siempre, él y su familia.
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