"Es mentira, totalmente falso todo", sostuvo el cura Marcelino Moya, párroco de Nuestra Señora de la Merced, de Seguí, a la consulta respecto de la denuncia por abusos a menores que habría cometido mientras fue vicario en la Parroquia Santa Rosa de Lima, de Villaguay, entre 1992 y 1997.
Según publicó ayer la revista "Análisis" en su portada, Moya está acusado por abusos contra adolescentes mientras estuvo destinado en Villaguay. Según los relatos de dos víctimas, Moya habría cometido esos hechos entre 1994 y 1996, y sus víctimas habrían sido adolescentes que colaboraban en el templo como monaguillos, pero también con soldados voluntarios que se incorporaban al Regimiento de Infantería Mecanizado 5 General Félix De Olazábal, con sede en Villaguay, que ingresan a los 18 años y es el escalón inicial en la carrera de suboficiales del Ejército Argentino.
<b>El modus operandi, según el relato de las víctimas, era similar al que usó Justo José Ilarraz</b>, el exprefecto de disciplina del Seminario de Paraná, acusado en la Justicia por graves abusos. Moya es referido como un sacerdote carismático, simpático y extrovertido, que sabía ganar la confianza de los jóvenes, al punto que lograba que algunos monaguillos se quedaran a dormir en la casa parroquial.
No bien se conoció la noticia, <b>Moya se comunicó con el arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, quien, dijo, lo tranquilizó. "Sólo son denuncias periodísticas. No hay denuncia judicial. El obispo me dice: 'Tenés 23 años de cura, nunca nadie vino a hacer denuncia'. Yo me pongo en las manos de Dios, y no pierdo la paz. Hace once años que estoy acá, en Seguí, la gente me va a creer, me va a ayudar. Y la gente que está en contra, se va a prender en esto. Pero es sólo una denuncia periodística. Me pongo en las manos de Dios",</b> repitió.
Respuesta
Moya no dudó en hablar con los medios que lo consultaron ayer respecto de la denuncia periodística, y en todas las ocasiones dio la misma respuesta: que "confía en Dios", que se pone en sus manos, y que reza por los que lo denunciaron por abuso. "Yo rezo por ellos, lo que se está diciendo son mentiras. No sé a qué responde todo esto. Me pongo en las manos de Dios, y no pierdo la paz", explicó, en tono calmo.
El cura, de igual modo, tiene aceitado trato con los medios. Es conocido popularmente como "el cura payador", y tiene un programa semanal en una radio de la ciudad de Victoria. El domingo 24 de mayo, participó como figura casi central en la ceremonia de apertura del Sínodo Arquidiocesano que se desarrolló en la sede Paraná de la Universidad Católica Argentina (UCA), donde desplegó su arte de payador.
Moya nació en María Grande, el 17 de diciembre de 1967. Más tarde, se convirtió en capellán de los Cascos Azules de la ONU en Chipre y Kuwait; fue jefe de capellanes de todos los institutos militares del país, con sede en Campo de Mayo. El primer destino como párroco fue San Benito, aunque después lo trasladaron a Villa Urquiza y finalmente a Seguí, su último destino.
Desde la Iglesia, prefirieron la cautela, y señalaron, ante la consulta periodística, que no habría pronunciamiento público por cuanto se trató de una "denuncia periodística" y no de una causa en la Justicia.
Moya integra el consejo presbiterial del arzobispo Puiggari. En mayo de 2014 se conoció oficialmente la designación de los miembros del consejo prebisteral para el trienio 2014-2016, el cura ahora acusado por abusos en Villaguay quedó como integrante suplente.
Según <i>El Diario</i>, cuando lo consultó, Moya buscó, de todos los modos posibles, ser escueto, y no decir nada. "No sé nada de todo esto", respondió. "De acuerdo a lo que leí, hay cosas ciertas, como por ejemplo que estuve en Villaguay. Pero nada que ver con los abusos que dicen", contestó.
El sitio Seguinoticias.com.ar reprodujo declaraciones un poco más extensas del cura quien dijo desconocer el origen de la información. "Ha venido mucha gente a decirme que está conmigo. Yo realmente no sé de dónde sale esto. Lo ofrezco a Dios, le pido a Dios que me ayude a ser bueno. Es totalmente mentira. Yo trabajé con los niños, con los jóvenes, pero la verdad no sé de dónde sale esto", dijo.
Moya reconoció que ayer habló del tema con Puiggari, y que de momento no se decidió nada. "El obispo me irá diciendo qué tengo que hacer. Seguramente voy a hablar con algún abogado. Yo no voy a dar crédito a estas cosas. Rezo para que sea voluntad de Dios ?aseguró?. Siempre he tratado de hacer lo que debo hacer. Y ahora sale esto, veinte años después. Me llama la atención. Hay otro sacerdote acusado. Me pongo en manos de Dios, y ofrezco esto a Dios por mi alma y por los demás. Y rezo por esta gente. Espero que obren de buen fe. Yo no pierdo la paz ?repitió?. Y sé que los que me conocen van a decir que esto no es así. Pongo todo en manos de Dios. Y voy a hacer todo lo que mi obispo me diga".
En la Justicia
La Unidad Fiscal de Villaguay ya se abocó a tramitar una investigación respectos de las denuncias que pesan sobre el cura Marcelino Moya.
La decisión fue adoptada por el procurador general de la provincia, Jorge Amílcar García, y la determinación se adoptó no bien el tema se conoció públicamente.
García ya había adoptado idéntica determinación cuando en septiembre de 2012 se divulgaron los cargos contra el cura Justo José Ilarraz, quien ahora tiene una causa penal en su contra por los abusos ocurridos en el Seminario Arquidiocesano.
El procurador inició una investigación de oficio, y puso al frente a los fiscales Juan Francisco Ramírez Montrull y Martín Cotorruelo, y después el caso recayó en manos del entonces juez de Instrucción, Alejandro Grippo.
Ahora, con la reforma del Código Procesal Penal vigente, la instrucción de la causa quedará en manos de la fiscal Nadia Benedetti, y sólo cuando haya alguna medida relevante, como un allanamiento, recién interviene el juez.
Son dos las víctimas que estarían dispuestas a brindar su testimonio, y ambos habrían sufrido el abuso del cura Moya cuando éste estuvo destinado en Villaguay, y eran adolescentes.