En el año 2016, la sociedad misionera también se vio revolucionada por un caso similar al niño correntino Loan, que está perdido desde el jueves. En lo que respecta a lo sucedido en Misiones, años atrás, se trabajó en la búsqueda de Octavio Leonel, de 2 años, quién había desaparecido sin dejar rastro alguno del campamento de tareferos, en Dos de Mayo, en el que trabajaban sus padres y él los había acompañado.
Tras dos días de rastrillaje para cuyo operativo se reunió a 200 efectivos entre policías, policías especiales, bomberos, de la sección de canes con cuatro perros adiestrados, de la sección montada y hasta de la Gendarmería, encontraron a Leonel en el monte. Fue encontrado por efectivos de la Infantería en la mañana del 2 de julio de 2016 alrededor de las 10.30, a unos 200 metros de donde se había extraviado, casi 48 horas después de haberse perdido.
Las conjeturas de cómo, de dónde, de quién o quiénes, que el papá, que la mamá, que cómo puede caminar tanto un niño tan pequeño, se disiparon tan rápido como cuando finalmente todos en el campamento operativo de la Policía de Misiones reaccionaron y corrieron hacia donde todo se había iniciado: el campamento de los tareferos.
El policía del Grupo de Operaciones Especiales de la UR 7 de Apóstoles, el cabo primero Sergio Dornels fue quien tuvo el guiño del destino y quien divisó entre las malezas, acostado, dormido y cerca del arroyo El Saltiño, al pequeño niño de 2 años, el hijo de los tareferos Gilberto Da Silva, de 26 años, y Marisel Lemos, de 17.
Según relataron aquella vez, varios jefes de distintas divisiones y áreas de la Policía, el pequeño no lloró y no fue lo que llamó la atención del agente. “Estaba entre las malezas, dormidito, consciente y balbuceó algunas palabras, pero parece que está bien, aunque, claro, deshidratado”, indicaron a El territorio.
El pequeño Octavio estaba desnudo completamente. No tenía siquiera el pantaloncito que muchos creían que llevaba puesto al momento de desaparecer. Lo primero que hicieron los policías al llegar a ayudar al cabo primero Sergio Dornels, fue darle agua de sus botellas. Octavio estaba a unos 300, 400 metros, no más, de donde está el campamento de los tareferos en donde había aún cuatro carpas levantadas de las ocho que había hasta el jueves.
El pequeño fue inmediatamente trasladado en uno de los patrulleros hacia el hospital de San Vicente, en compañía de la joven madre, y otro hijo que en ese momento tenía 4 años. Allí fue revisado por varios médicos policiales y del hospital, sobre todo, para confirmar que el pequeño no haya sufrido lastimaduras. El niño, en general, respondió bien y a las 14 fue trasladado al Samic de Oberá en ambulancia, en compañía siempre de su mamá. (El Territorio)