Autoridades sanitarias de Brasil confirmaron 23 nuevas muertes como consecuencia del coronavirus en las últimas 24 horas, lo que lleva el total de decesos en el país a 159. La cantidad de casos positivos, en tanto, es de 4.579, 323 más que la jornada anterior.
San Pablo continúa siendo el epicentro del brote en el páis. El domingo contaba con 1.451 casos confirmados. Lo seguían Río de Janeiro (600), Cearpa (372) y el Distrito Federal (312). La plataforma de divulgación de estadísticas del ministerio de Salud del país no especificó de momento la cantidad de muertes en cada estado.
El Ministerio de Salud espera un repunte de los casos en las próximas semanas y ha advertido de la necesidad mantener las medidas de restricción de movilidad, adoptadas ya, con mayor o menor alcance, por los gobernadores de los 27 estados de Brasil.
En contraste con las decisiones de los mandatarios regionales, el presidente Jair Bolsonaro ha criticado duramente el "confinamiento en masa" de la población para contener la pandemia, defendido la reapertura de los colegios y pedido a los brasileños que vuelvan a sus trabajos.
El jefe de Estado, de 65 años, decidió el domingo dar un paseo por Brasilia y algunas de las ciudades satélite de la capital brasileña, donde conversó con vecinos y vendedores ambulantes, en contra de las recomendaciones médicas de evitar aglomeraciones.
"Tenemos el problema del virus, nadie lo niega, pero también la cuestión del desempleo. El empleo es esencial", explicó a los periodistas. Asimismo, dijo que está "pensando" en publicar un decreto que permita trabajar a todo aquel profesional, formal o informal, que así "lo vea necesario para el sustento de sus hijos".
"Es un realidad que el virus está ahí. Vamos a tener que enfrentarlo, pero enfrentarlo como un hombre, carajo. No como un niño. Vamos a enfrentar el virus con la realidad. Es la vida. Todos nosotros vamos a morir algún día", completó.
Según Bolsonaro, las cuarentenas pueden provocar un "caos" social con "saqueos de supermercados" y representan una amenaza para la "normalidad democrática".
El gobernador de San Pablo, Joao Doria, se ha erigido como la figura de referencia para los detractores de Bolsonaro y la manera en que ha encarado la crisis. El gobernador impuso en el estado más rico y poblado del país (45,9 millones de habitantes y un tercio del PIB) una cuarentena que determina el cierre de restaurantes, cafés y bares y otros servicios no esenciales.
"Casi la mitad de la población está en casa. El mundo entero está en casa ¿y el único que tiene razón es el presidente Jair Bolsonaro? Reflexionen sobre eso", declaró.
Bolsonaro, por su parte, criticó las medidas -San Pablo no va por el buen camino, la población ya entendió que él [Doria] exageró en la dosis, espero que se tome un comprimido de humildad"- y el pasado jueves puso en duda la cifra de muertos en el estado, insinuando que había sido inflada con motivaciones políticas ulteriores.
"En Río de Janeiro, hasta los datos de ayer [jueves] había nueve muertos, y 58 en San Pablo. Sé que hay una diferencia de población, pero es una cifra muy grande para San Pablo. No puede haber un juego de números para favorecer intereses políticos. No me creo esos números de San Pablo, sobre todo por las medidas que él [el gobernador Joao Doria] tomó", declaró Bolsonaro en una entrevista telefónica en el canal Band TV.