El jefe de Gabinete Santiago Cafiero se reunió este martes con el ministro de Transporte, Mario Meoni, más funcionarios del Ministerio de Salud y de la Secretaria Legal y Técnica para definir medidas restrictivas que desalienten el ingreso de argentinos del exterior por causas de la pandemia Covid-19, entre ellas que los argentinos que ingresen desde el exterior se paguen ellos mismos los testeos contra el coronavirus.
Además, el Gobierno trabaja en definir "medidas complementarias" que podrían apuntar a endurecer las restricciones para el ingreso de argentinos al territorio nacional, "en especial desde Brasil", indicaron fuentes de Jefatura de Gabinete.
Esas medidas "se implementarán desde el fin de semana" próximo, adelantaron, y "restringirán el movimiento turístico hacia y desde el exterior en el fin de semana largo de Semana Santa", completaron.
Además, se trabaja en reducir "fuertemente" el ingreso de personas desde Brasil a partir de "drásticas restricciones" de la frecuencia de vuelos que llegan a la Argentina desde ese país.
En paralelo, las autoridades provinciales implementarán medidas para realizar un "seguimiento exhaustivo" de los ciudadanos que arriben con Covid positivo, con el objeto de que cumplan estrictamente con la cuarentena establecida para esos casos, añadieron las fuentes.
En esa línea, recordaron que "no está permitido el ingreso de extranjeros", "las fronteras terrestres están actualmente cerradas", y hay "solicitud de PCR de hasta 72 horas previo al embarque". Ahora, los argentinos deberán pagárselo.
Aún está en discusión cuántos días de cuarentena deberán cumplir y si también deberán abonar el hotel donde lo debería hacer, una idea que da vuelta desde hace varios días por las oficinas dela Casa Rosada.
Para el Presidente el objetivo mayor es desalentar el turismo y reducir los vuelos al exterior a la mínima expresión. A esas dos medidas se le suma reforzar los controles en las fronteras para evitar que las cepas Manaos y Sudafricana se filtren y comiencen a dispersarse en el país con velocidad. La intención oficial es aminorar el impacto de una segunda ola de contagios que, asumen, es inevitable.